lunes, 29 de abril de 2013

Holando y su nuevo Rey

Holanda se prepara para dar la bienvenida a su nuevo rey

Un 69% de la población cree que él hará un buen trabajo como monarca

La reina Beatriz se despedirá hoy en un discurso televisado

Los invitados de todas las casas reales se reúnen esta noche en un baile de gala

Alberto de Mónaco al no tener heredero es el único soberano reinante que acude

Guillermo y Máxima, el domingo en las calles de Amsterdam. / EFE

“Creo que lo hará bien. La vida le ha dado golpes muy duros, como la muerte de su padre, Claus, que era un buen tipo, y Guillermo ha cambiado mucho”, dice Marlies, de paseo con sus amigas por la plaza del Dam, en Ámsterdam. “Bueno, a mí la monarquía me importa poco. Es nuestra historia y ya está. Lo que sí le da a Holanda es el color naranja, de la Casa de Orange. Sin eso no entenderíamos las fiestas. Cualquier fiesta”, añade riendo Stijn, un joven sentado frente al Palacio Real y la Iglesia Nueva de la ciudad. En el primero, abdicará el martes la reina Beatriz. En la segunda será entronizado Guillermo-Alejandro. A punto de inundarse el país de la marea naranja que tanto les gusta a sus compatriotas, el futuro rey ha recibido esta mañana el último sondeo sobre la monarquía. Elaborado por la televisión nacional, el resultado es alentador: un 69% de la población cree que él hará un buen trabajo como rey (en 2012 era un 59%). La mejora se debe, en gran parte, a la serenidad y humildad mostradas durante su última entrevista como príncipe, emitida el pasado 17 de abril. “Cometeré errores, pero aprenderé para seguir sirviendo a mi país”, dijo, entonces.
Este lunes, sus compromisos son menos solemnes y le permitirán disfrutar de la compañía del resto de los herederos a los tronos del mundo. Los primeros en llegar, el domingo, fueron los príncipes de Japón, Naruhito y Masako. Para la princesa nipona es su primera visita oficial de los últimos once años. Aquejada de depresión, sí pasó unas vacaciones en Holanda en 2006, invitada por la reina Beatriz. El padre de Masako presidía en ese momento el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU, del que hoy sigue siendo uno de los jueces, y guarda un grato recuerdo. El resto de las parejas reales irá llegando a lo largo de este lunes. Los príncipes de Asturias harán lo propio hacia las 15.00 horas. Alberto de Mónaco tiene previsto llegar solo. Es, además, el único jefe de Estado presente en la subida al trono de Guillermo de Holanda. El príncipe monegasco no tiene aún heredero legítimo y por eso ha sido invitado en persona.
Por la noche, y mientras la reina Beatriz se despide de la nación en un discurso televisado emitido en diferido (a las 20.30 horas), todos acudirán a un banquete de gala en el Rijksmuseum de Ámsterdam. Recién renovado, tras diez años de trabajos, por los arquitectos españoles Antonio Ortiz y Antonio Cruz, las mesas estarán dispuestas en la sala central. La de Rembrandt y Vermeer, maestros indiscutibles del Siglo de Oro holandés de la pintura.
“La transición no tiene problemas. Las abdicaciones son normales, una tradición si se quiere, en Holanda. La organización del evento es otra cosa. Aunque habrá unos 10.000 policías en las calles, y se ha invitado a los vecinos del Palacio Real y la Iglesia Nueva a cerrar sus casas durante la ceremonia, no queremos estropear el ambiente”, aseguran fuentes del ayuntamiento. Para que nadie se sienta excluido, se ha brindado seis espacios urbanos -entre ellos la plaza de Waterloo, famosa por su mercado- a los grupos contrarios a la entronización. Allí pueden ir republicanos y antimonárquicos, aunque no se les impedirá acudir a la Plaza del Dam. “Siempre que lo hagan a título personal, aunque vistan de blanco para distinguirse, como pretenden”, añaden portavoces policiales. Lo que sí han decidido los Ferrocarriles Nacionales es prohibir la venta de alcohol en las estaciones entre la noche de este lunes y el miércoles por la mañana.
Mientras llega el gran momento de Guillermo-Alejandro, el primer ministro liberal holandés, Mark Rutte, ha querido agradecer a la reina Beatriz los servicios prestados. “Guillermo tiene que dejar su impronta en la institución. Su madre deja un recuerdo imborrable. Y sirve un té con galletas buenísimo que echaré de menos”, ha asegurado, bromista

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