jueves, 29 de noviembre de 2012

La impaciencia del Principe Carlos.

El impaciente inglés

El príncipe Carlos es el heredero que más habrá esperado para subir al trono en su país, y aún así su futuro no está garantizado

SOLEDAD CALÉS

A esa edad, 64 años, en que la gente suele acariciar la jubilación, el príncipe Carlos de Inglaterra no ha empezado siquiera a desempeñar el trabajo para el que se ha preparado toda su vida, el de monarca. Y puede que tenga que esperar bastante, pues su madre, Isabel II, no está dispuesta a abdicar, pensando, probablemente con razón, que la legitimidad de la monarquía también se asienta sobre el aguante físico y psicológico de los que la ejercen. La reina, a sus 86 años, da pruebas de una gran salud y energía y Carlos debe recordar que esta es una familia de longevos, pues su abuela vivió hasta los 101 años.
 Aunque formalmente hablaba de las obras de rehabilitación de la magnífica Dumfries House, en Escocia, el príncipe de Gales comentó hace unos días: “¿Impaciente, yo? Por supuesto que lo estoy”. Y añadió: “Pronto se me acabará el tiempo. Como me descuide pronto voy a estirar la pata”. Se ha interpretado como una metáfora sobre su vida.
Carlos es el príncipe heredero que más tiempo lleva esperando subir al trono en la historia de su país. Es la desventaja de ser el hijo mayor de una madre que fue coronada muy joven, cuando él solo tenía cuatro años.
Aunque despliega muchas actividades útiles y expresa opiniones a veces no bien recibidas, le toca esperar. No obstante, en algunos aspectos, como la forma de vestir, no parece que el tiempo pase por él; de tal manera que semeja un reloj estropeado cuyas manillas aciertan a dar la hora dos veces al día. En un reciente viaje a Australia, preguntado por sus gastados trajes cruzados, el príncipe afirmó que él “vuelve a estar de moda cada 25 años”. Eso es lo que se llama hablar desde la altura de los tiempos.
Muchos británicos echan de menos a Diana. Carlos ya ha señalado que su actual esposa, Camila Parker Bowles, no será reina. La gran cuestión es si él llegará a ser rey. No solo por una cuestión de edad, sino de decreciente popularidad. Una reciente encuesta refleja que Isabel II se mantiene en un digno 48% de apoyo, mientras que su heredero designado está en un 21%; vergonzante si se tiene en cuenta que su hijo, el príncipe Guillermo, tercero en la línea de sucesión, arrasa con un 62%. ¿Le ganará en el sprint final al padre?

No hay comentarios:

Publicar un comentario