domingo, 30 de septiembre de 2012

Los emprendedores se van de España.

Los emprendedores (también) emigran

La crisis y la globalización empujan a buscar oportunidades fuera de España

Un emprendedor trabajando en el Silicon Valley. / Reuters
Ya sea por necesidad o por oportunidad, cada vez más emprendedores deciden irse fuera a montar una empresa. Hacerlo en España no es fácil y, ahora, a los obstáculos de siempre, como las trabas burocráticas, se une una crisis que va para largo.
El Gobierno acaba de aprobar un plan (que no una ley) para mejorar la situación. Entre las medidas destacan la agilización de los procedimientos para iniciar la actividad, el apoyo a la internacionalización o la mejora de la fiscalidad. Sin embargo, a falta de concretarlas, no entrarán en vigor hasta el primer trimestre de 2013. Muchos emprendedores, sobre todo en sectores que no entienden de fronteras, como Internet y las nuevas tecnologías, no pueden esperar más. Su apuesta es más drástica: hacer las maletas.
“Estamos viendo dos fenómenos diferentes: por un lado, los que empiezan su empresa desde cero en el extranjero, la mayoría tras graduarse en universidades allí, y otro grupo que ha creado proyectos en España, pero que ahora busca irse a EE UU, Londres o Berlín para ampliar mercado o porque aquí no encuentran financiación. La crisis está acelerando estas salidas”, explica Javier Santiso, profesor de Esade y creador del foro Start-up Spain, que esta semana ha celebrado su tercera edición bajo el sintomático lema: “¿Me quedo o me voy?”.
Las ‘start-ups’ consiguen más financiación en
EE UU, Reino Unido y Alemania
Adeyemi Ajao, cofundador de Tuenti, decidió ir a San Francisco para montar Identified, una web de búsqueda de empleo. “Me fui por dos motivos: allí tienes acceso al mejor talento del mundo y a mayor financiación. Ambas cosas son más sencillas allí que en Europa o España”, explica.
El comienzo, sin embargo, no fue nada fácil. Silicon Valley alberga el mayor número de start-ups tecnológicas del mundo por metro cuadrado, además de gigantes como Google, Facebook o Apple, la competencia es brutal. Aunque el 50% de las empresas son fundadas por extranjeros, meterse en el círculo lleva su tiempo. “Hay mucho dinero, pero cuesta conseguirlo. Nos vimos con 60 inversores y todos dijeron que no”, dice Ajao, quien finalmente logró 22,5 millones de dólares de inversión y ya cuenta con 60 empleados dos años después del lanzamiento. Cifras insólitas en España.

Consejos para dar el salto

Irse fuera, sea desde cero o para internacionalizar una idea, requiere una cuidada planificación, según los emprendedores. Hace falta:
Tener músculo financiero. Irse a San Francisco, Nueva York o Londres es caro.
La decisión puede acabar con los escasos recursos iniciales. Sin fondos potentes de inicio, el salto se complica.
La doble sede funciona. Muchas empresas españolas están siguiendo el modelo israelí: crear una doble sede, con una oficina en España donde ubicar los equipos de desarrollo e ingeniería, y otra en el extranjero, responsable del desarrollo de negocio.
Demostrar la viabilidad de la idea. Antes de partir es importante generar primero algunos clientes o usuarios del producto en España. En EE UU y el Reino Unido invierten más fácilmente en potencial que en España, pero demostrar viabilidad ayuda.
Pasión y obsesión. Montar una empresa fuera o internacionalizarla es un trabajo 24×7. La vida personal se resiente. Sin plena disponibilidad para el trabajo, toca replantear prioridades.
Tras nueve meses de desarrollo en España, Koldo García también ha optado por irse a California para lanzar The Mad Video, dedicada a crear vídeos interactivos. Mantiene un equipo de siete personas aquí, pero él se ha ido en busca financiación y clientes. “Si tu visión es hacer un producto global, tienes que marcharte. También por la inversión, si buscas capital en Londres, tienes que ir a Londres; si lo buscas en EE UU, lo mismo. Es muy difícil conseguirlo desde España”, asegura. En su opinión, las condiciones para emprender en nuestro país han mejorado, pero siguen fallando muchos aspectos, sobre todo la ausencia de inversores potentes para convertir un proyecto local en global.
Miguel Díez Ferreira, fundador de Red Karaoke, una aplicación para cantar desde el móvil, la tableta o el televisor, coincide respecto a la falta de financiación en España y va más allá. “La crisis ha creado una sensación de pesimismo que hace que los emprendedores busquemos el optimismo fuera. Además, muchos organismos públicos, como el Spain Tech Center o las cámaras de comercio, están fomentando irse, incluso con ayudas. Es bueno, pero tiene un lado perverso: proyectos poco preparados y sin fondos se están yendo fuera y fracasan”, dice.
Red Karaoke, con 15 empleados y 5.000 suscriptores de pago, optó por comenzar en España y saltar luego a EE UU y Japón. En San Francisco cerraron acuerdos globales con fabricantes de equipos y software como Google, LG o Samsung. Ahora saltarán a Miami, donde están las sedes de las principales discográficas. “Hacerlo desde España es imposible, solo puedes llegar a acuerdos locales”, dice Ferreira.
La elección del destino y la estrategia varían caso a caso. Los emprendedores que han dado el paso recomiendan lanzar antes en España, conseguir usuarios y saltar rápido al exterior para levantar financiación. En el sector de Internet y tecnología, San Francisco puede no ser el lugar ideal por los elevados costes. Nueva York hierve en start-ups relacionadas con medios de comunicación y finanzas; Los Ángeles destaca en lo audiovisual; Boston y Chicago despuntan, y Londres y Berlín son los dos grandes centros europeos. “Tienes que estar donde estén tus clientes”, resume García.
Íker Marcaide, de 30 años, optó por Boston. Tras finalizar sus estudios en el MIT creó peerTransfer, un sistema online para ayudar a estudiantes internacionales a pagar sus matrículas sin comisiones bancarias desorbitadas. “Recibí financiación y empecé a montar la compañía en paralelo entre Boston y Valencia. La clave creo que está en crear algo alrededor de los clientes, solucionarles un problema de verdad e ir allá donde uno crea que haya mayores posibilidades de éxito”, explica. La compañía cuenta con 55 empleados y acuerdos con 200 universidades.
Cada vez hay más casos similares al de Marcaide. “Queríamos crear una empresa cien por cien española, con inversores de aquí, pero no pudo ser. No conseguíamos financiación. Nos fuimos al Reino Unido y a EE UU y la cerramos en dos días y a una valoración un 70% mayor”, señala Rebeca Minguela, cofundadora de Blink Booking, una aplicación de móvil de reserva de hoteles de última hora. Ya son más de 30 empleados en Madrid, pero su mercado, desde el principio, está en Europa.
Otros ejemplos, como Olapic y Pixable (ambas con sede en Nueva York), Kantox, (Londres y Barcelona), Passwordbank (Palo Alto) o Anboto (Palo Alto y Bilbao), todas con fundadores españoles, demuestran la tendencia.


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