lunes, 30 de julio de 2012

El duelo reciente en México.

Aprender a morir
Más del duelo reciente
Hernán González G.
Interesantes, como en todo duelo conscientemente asumido, las reacciones de amables lectores en relación con la columna anterior. Desde el que se indignó por llamar incipiente a nuestra democracia, hasta el que sostiene que si aprendemos a morir nos condenamos de antemano, pasando por calificativos como derrotista, necrófilo burgués, acomodaticio y otras lindezas, que contribuyen a dar sentido a este espacio de reflexión, no de doctrina.
Difícil de creer, por ejemplo, que el de México sea uno de los sistemas democráticos con menos experiencia electoral de América Latina, luego de siete décadas de dictadura priísta y 12 años de continuismo neoliberal, ahora a cargo de los del Jesús en la boca. Y aún más difícil admitir que este bochornoso regreso a lo malo por conocido es lo que podemos darnos como sociedad. ¿Quiénes? Cuantos la conformamos: pobres, ricos, ignorantes, cultos, explotadores, explotables, gobernantes, gobernados, izquierda, derecha, centro, redes sociales, campesinos, concesionarios de televisión y radio, públicos lelos, conservadores, liberales, ancianos, maduros, jóvenes, rezanderos y descreídos.
Incapaces de suscribir un acuerdo nacional de desarrollo con justicia, comprometernos con éste y llevarlo a cabo, seguimos confundiendo a los partidos políticos con empresas privadas y al eventual ejercicio democrático con dispendiosas pasarelas de egos bien intencionados. Secuestrada la inteligencia por la insensatez de los mercados y el retorno al clericalismo, el reciente duelo exige menos lamentos y nuevas estrategias de resistencia y oposición, más enérgicas desde luego que cercar a Televisa.
Escribe Samuel Ríos: “Municipio-muladar desde siempre, Naucalpan de Juárez, estado de México, ha aumentado su fetidez, según unos por el adeudo de varios millones de sucesivas ‘administraciones’ prianistas a un sobresaturado tiradero, y según otros por incumplimiento de contrato a los empleados de limpia, acumulándose la basura en las calles y convirtiéndolas en focos de contaminación y plagas.
“A las casillas se sumaron varias ratas y no pocas cucarachas, más que con la intención de votar, para guarecerse de la lluvia. Pero como el tricolor ya había amarrado su triunfo, la alcaldesa priísta Azucena Olivares sigue sin resolver el problema de cuándo y dónde depositar las más de mil toneladas de basura diarias que genera Naucalpan. Del PRI al PAN y viceversa, bonitas opciones.”

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