sábado, 19 de mayo de 2012

Los jóvenes del 68.

Los jóvenes de hoy son los del 68 Elena Poniatowska A gradezco con toda mi alma a la escritora Rosa Beltrán, directora de Literatura, a quien se le ocurrió organizar este gran homenaje; le agradezco a María Teresa Uriarte, directora de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México su apoyo y finalmente les agradezco a los tres rectores aquí presentes, el doctor Guillermo Soberón, el doctor Juan Ramón de la Fuente y el doctor José Narro que nos recibe hoy en la sala Miguel Covarrubias. Son tres rectores que han sido y siguen siendo los Tres Mosqueteros que defienden a la UNAM y a sus estudiantes y la abren al diálogo y a la discusión. Y que gritan en el estadio cuando ganan los Pumas: Goya, Goya, cachun, cachun ra rá, cachun cachun ra rá, Goya Universidad. Hoy en día, tal parece que México es un país al que todo le duele, enfermo de corrupción, infectado de violencia, pero si uno se acerca a su corazón escucha un latido tan enérgico que lo pone a temblar: el de su juventud. Según el último censo, la población joven en nuestro país supera los 28 millones, de los cuales 324 mil estudian en la UNAM, aunque este año unos 110 mil muchachos quedaron afuera. Hace unos días, el doctor Juan Ramón de la Fuente aclaró que hay más de 5 millones de analfabetas en nuestro país y que no sólo son ancianos, mujeres y niños sino jóvenes. Los jóvenes son mi fuerza, mi inspiración y mi orgullo. Creo en ellos como en el Santo Niño de Atocha en el que confiaba Jesusa Palancares. Sin ellos no tendría sentido teclear un día sí y otro también desde el año de 1953 hasta la fecha. Sin los jóvenes, México estaría irremediablemente perdido, sin aliento, sin nadie por quién luchar, sin vuelo, sin futuro. La tienen difícil en estos años porque a los egresados de las distintas facultades universitarias se les cierran las puertas: –¿Tiene experiencia? –Acabo de terminar mi carrera. –Lo siento. Que pase el siguiente. Muchos tienen que trabajar para pagar sus estudios y al final se encuentran con que no hay nada para ellos y el veredicto es inapelable: No cubre usted el perfil para la vacante. Admiro a los jóvenes porque insisten y a veces logran su sueño a pesar de que México, hoy por hoy, es el país del desempleo. Sin embargo, son los jóvenes los que se ponen de pie porque la marginación los hace sensibles a la injusticia y defender a los menos favorecidos; se identifican con los grupos que los gobiernos se encargan de sepultar y resucitar cada seis años con fines electorales. A lo largo del tiempo han sido solidarios con los ferrocarrileros, con los mineros, con los indígenas, con los campesinos, con los zapatistas, los paracaidistas, las madres de desaparecidos, con las familias víctimas de la violencia por la guerra del narcotráfico y son ellos quienes apoyan las grandes causas sociales de nuestro país. Supe que la juventud representaba un poder prodigioso desde antes de 1968. Bastaba verlos discutir en torno a una mesa en la cafetería de la UNAM para saber que eran dioses. Bastaba mirar sus rostros encendidos en el pleito por la plusvalía y los derechos del trabajador para darse cuenta que conformaban la fuerza de nuestro país y que sus camisetas, sus clavículas, la mezclilla que se revienta en sus rodillas, sus tenis sin agujetas los hacía vivir al borde de sí mismos. Me regalaron sus imágenes verbales y desde entonces sé que todo lo suyo está ligado al fuego cruzado en el que crecen. En 1968, cuando atropellaron sus derechos y el gobierno los encerró en el Palacio Negro de Lecumberri, contaron uno a uno su propia historia. Escuchar su voz aprisionada en la cárcel o en el juzgado fue una lección y un privilegio. La Chata, María Fernanda Campa, pasó diez años de su vida en un ir y venir de la cárcel de Santa Marta Acatitla para visitar a su padre Valentín Campa, a la de Lecumberri para acompañar a Raúl Álvarez Garín. Su madre, la doctora en matemáticas Manuela Garín de Álvarez, hoy de cien años de edad, resultó un ejemplo de entereza y sentido del humor. En esos años todo era miedo. Ser joven y ser estudiante equivalía a convertirse en carne de cañón; recuérdense a los cinco excursionistas que pretendían subir a la Malinche y fueron asesinados por una turba que gritaba comunistas y vienen a violar a nuestras hijas el 14 de septiembre de 1968 en San Miguel Canoa, Puebla. QUERIDA ELENA, TE ABRAZA EL PUEBLO. Elena Poniatowska cumple este sábado 80 años de edad. Escritora, periodista, colaboradora de La Jornada, los celebra rodeada del cariño de su familia, amigos, colegas, lectores. ¡Feliz cumpleaños, querida Elena!Foto María Meléndrez Parada Montserrat Gispert, María Alicia Martínez Medrano, Mercedes Olivera, Adelita Castillejos, la Tita, la Nacha, Selma Beraud, Elisa Ramírez, Paz Cervantes, la poeta María Ángeles Comesaña se enfrentaron al primer tanque que entró al Zócalo y la actriz Margarita Isabel se las arregló para hacer reír hasta a los granaderos. La amistad y el ingenio se forjan en las circunstancias más adversas. Entre otros muchos actos de heroísmo, las mujeres se las ingeniaron para hacer gelatinas con vodka lo cual ayudó a que José Revueltas escribiera su notable novela El apando a lo largo de un mes bajo la mirada de su compañero de celda, Martín Dozal. Pensar en 1968 es rendirle tributo a un movimiento que cambió la vida de México. El régimen mostró lo peor de sí y los estudiantes lo mejor. 1968 es un parteaguas y un compromiso moral porque gracias a los muchachos de ayer, hoy somos más fuertes, más resistentes y le quitamos algo de su impunidad al poder. Aprendimos a denunciar y a resistir. Movimientos campesinos y obreros a lo largo de la república se reconocen deudores del 68. Los estudiantes del 68 eran inteligentes, frescos, combativos, sabían cómo transmitir su mensaje, no tenían armas sino deseos de hacer el amor y de alfabetizar a niños sin escuela y a muchachas bonitas que tallan su ropa en el lavadero. Se burlaron de los granaderos y del Presidente de la República. Sal al balcón, hocicón, sal al balcón, bocón. Marcharon junto al rector Barros Sierra que hizo suya su causa. Únete pueblo, únete pueblo, únete pueblo agachón. Tomaron las calles, desacralizaron al Zócalo, cuestionaron el autoritarismo y cuando los acusaron de agitadores caminaron bajo una manta que decía: Estos son los agitadores: ignorancia, hambre y miseria. Recurrieron al silencio para hacerse oír como en la marcha del 13 de septiembre de 1968. Soy una mujer de ochenta años, madre de tres hijos, abuela de diez nietos. Como lo escribió mi bien amado José Emilio Pacheco, en los días asoleados y azules como hoy, me recuerdo joven, junto a él, junto a Vicente Rojo, a Neus Espresate, a Carlos Monsiváis y cuando nos reunimos los que todavía estamos vivos pienso que desmentimos su poema: “(…) Ya somos todo aquello/ contra lo que luchamos/ a los veinte años”. Como me pidieron que hablara muy cortito sólo quiero contarles que hace algunos años, subí a la rectoría de la UNAM con algún mensaje de López Obrador para Juan Ramón de la Fuente, entonces rector. Los dos, de pie, nos acercamos a uno de los grandes ventanales de la torre de rectoría. El doctor de la Fuente miró hacia la explanada en la que caminaban unos muchachos. Desde lo alto veíamos sus nucas y sus hombros y de pronto me dijo: Es a ellos a quienes tengo que cuidar. De la Fuente tenía y tiene toda la razón. Es a ellos a quienes nosotros, los que ya vivimos, los viejos de ochenta años, tenemos que cuidar. Texto leído por la periodista, en la sala Miguel Covarrubias, el pasado lunes 14 de mayo durante el homenaje por su cumpleaños 80 que recibió en la UNAM Anterior Subir al inicio del texto Añadir un comentario SI CAMBIO MI VIDA raul adolfo martinez de escoba te admiro DOÑA ELENA PONIATOSKA, y tu libro la noche de tlatelolco SI CAMBIO MI VIDA.... FELICIDADES Cambiar a minúsculasResponder a este comentario Como siempre... Juan Rios Balderrama Como siempre Elenita,nuestra queridisima ELENITA, brillante... FELICIDADES... Cambiar a minúsculasResponder a este comentario Lectura que llega al alma pancho lopez Helenita se me salieron mis lagrimas de leer su columna, me llega hasta lo más profundo de mi ser, pero me llena de esperanza saber que hay gente culta que es sensible y humilde ante la adversidad, mi más sincero reconocimiento a la "Reina de las letras". Responder a este comentario Tenemos que cuidarlos! Maria de Lourdes Urbina Estimada y querida Elena solamente te quiero decir Gracias! por tu amor a los jóvenes del 68 y a los jovenes de hoy. Todos somos nosotros! !Los cuidaremos! !Felicidades nuevamente! Maria de Lourdes Urbina Responder a este comentario La juventud: fuerza terrenal amorosa e implacable. Víctor Hugo López López Al leerla, ¡qué experiencia de amor, respeto, veneración racional por Usted, Elena, nuestra Elena, Elena de todos nosotros! (“y de todas nosotras” hay que escribir primero para conjurar de una vez por todas a esa discriminación deleznable de género existente hasta en el lenguaje). Y nosotros (dice Usted en sus letras precisas, certeras, Hélène Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska Amor, que a los ochenta años es la más joven y la más fuerte de todas y de todos a quienes alude), desarrollamos ese empuje y preservamos la sensibilidad y el amor propio porque su juventud sempiterna es un vendaval que nos baña y nos nutre y nos hace reír, y es que el impulso natural que imbuye a cuanta generación leerá sus ahora “tecleadas”, acompañará inspirando confianza, esperanza (en su acepción de “Estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos”), y decisión. Vernos en las chavalas y en los chavalos de la "Ibero", del "Tec", de la Anáhuac y del ITAM, ¡qué grato!. Responder a este comentario felicitar a la Sra. Poniatowska Óscar Rivera Saldaña Sra. Elena Poniatowska: En Matamoros, Tamaulipas, la queremos mucho, y deseamos que viva muchos años. Responder a este comentario FELICITACION Antonio Ugalde MUCHAS PERO MUCHAS FELICIDADES, MUJER EJEMPLAR Cambiar a minúsculasResponder a este comentario Nobleza obliga Javier El homenaje era para ella y con nobleza nos rinde homenaje, muchas gracias Elena, esta actitud reclama que los aludidos hablemos con honestidad. Yo soy de esos aludidos y en primer termino debo decir que nuestro protagonismo, bien ilustrado por Elena, ha sido tal vez nuestro mayor lastre, puedo preguntarle a Raúl ¿Además de los esfuerzos despegados en relación al 68, cuando va a formar un Comité "Manuela Garín"? ¿En México hay muchas como ella?. También creo pertinente preguntar a Elena y a Juan Ramón ¿los jóvenes nos han pedido que los cuidemos? o es mejor reinventar el verbo compartir para renovar nuestro cansado espíritu de lucha, ¿que ha compartido Pablo Gómez con Martí Batres? si imaginamos alguna respuesta tal vez nos demos cuenta que le fallamos a aquello de la imaginación al poder, ¿hasta donde nos hemos perdido en el ejercicio de unas migajas de poder?. Gracias Elena, todavía las batallas del desierto nos invitan a la lucha y si nos sumamos a los chavos haremos un jardín. Responder a este comentario Los jóvenes y México Rafael Torres Los elementos agitadores del 68 aún persisten:ignorancia,hambre y miseria siguen siendo el "pan de cada día" de millones de mexicanos, por desgracia.Esto genera un círculo vicioso que aprovechan los que compran el voto para seguir en el poder.Los jóvenes van a cambiar esta situación oprobiosa con su apoyo a un proyecto de nación como el que propone el Movimiento Progresista que encabeza López Obrador.La inconformidad que estan manifestando no es producto de ninguna manipulación, yo trabajo con jóvenes y me consta que estudian y se esfuerzan por lograr sus metas y cuando se les comprende y apoya actúan con madurez y sentido crítico. Nadie mejor que Elenita para expresar lo que hoy menciona en su columna, ¡Bravo por los muchachos y muchachas que luchan, piensan y sienten que es el momento de cambiar verdaderamente a nuestro país! Responder a este comentario La Elena, la Elena de todas y de todos nosotros. Víctor Hugo López López Cuando se leyeron el martes 15 de mayo de 2012 (“Día del maestro”), las dos notas alusivas en La Jornada (“Homenaje de la UNAM a Elena Poniatowska” y “Estudiantes de la Ibero refutan al PRI y al PVEM”), ni modo de no acordarse no nada más de Elena, la Elena nuestra, la Elena de todos los días, sino también de otro joven allende las aguas de la mar atlántica: Stéphane Frédéric Hessel (Indignez vous!. Indigene Editions. Paris. 2010. ISBN: 978-2-911939-76-1 (¡Indígnense! o ¡Indignaos! –Indignez vous! en el original en francés–; exdiplomático francés, excombatiente de la resistencia francesa y sobreviviente de los campos de concentración nazis durante la "2a. Guerra Mundial", y uno de los redactores de la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada y proclamada por la Asamblea General de la ONU el viernes 10 de diciembre de 1948), quien nació judío-francés en Berlín, Alemania, un sábado 20 de octubre de 1917. Otro joven ejemplar más. Ahí están las caras entusiastas de la juventud. Responder a este comentario Felices contigo Carlos Me ha dejado una dura sensación, porque el tiempo de los jóvenes de hoy es incierto y cada vez más difícil. Soy padre de uno de 18 años. Por otro lado, su escritura de mujer inteligente y hermosa es un gran alivio para quienes caminamos todos los días por la barbarie de este país. FELICIDADES HERMOSA Y BRILLANTE MUJER. Mexicana, francesa, universal, nuestra princesa de verdad... Responder a este comentario Los jovenes de hoy, son los del 68 Enrique Piña Loma Siempre Elena, para muchos años. Mi homenaje en el aplauso que le dimos al ingresar al Palacio de Bellas Artes en el homenaje a Carlos Fuentes.Debe estar orgullosa, su presencia paso advertida: porras, gritos y saludos. Una vez mas me inclino, para reverenciar con admiracion a ELENA PONIATOWSKA. FELICIDADESSS. Responder a este comentario helena poniatowska ulises archundia Admirable y brillante mujer, la respeto y le expreso mi deseo de que celebre como los que la admiramos celebramos su presencia. Espero un dia poder saludarle personalmente aunque me moriria de la felicidad :) Responder a este comentario ¡ felicidades Elenita!!! gustavo m ELENITA,me da muchísimo gusto por la forma tan hermosa de narrar parte de la historia,leí "la noche de Tlatelolco"y desde entonces,comprendí tu gran valor,eres única,felicidades,pues haz dejado huella en nuestras generaciones. Responder a este comentario Joven Adriana Con Elenita, uno se da cuenta de que la juventud no es sólo asunto cronológico. Gracias por estar y compartir, señora. Responder a este comentario Para Elena Jesús Hernández Presencias como la de Elena Poniatowska en nuestro México lindo y querido son siempre necesarias y deseadas. Ojalá y hubiera muchas más como ella: almas, espíritus, generosos y entregados como el de Elena en nuestro país, donde pululan el hambre, la miseria y la ignorancia. Con amor desde Escobedo, Nuevo León, para Elena. Responder a este comentario El "Redespertar" de la Juventud Juan De Santiago Hace como dos semanas antes de lo sucediado en la Uia, le pregunte a Elenita en una conferencia en C.U. ¿que opinaba de la juventud actual apatica e indiferente? y ella me contesto: "yo no creo que sea apatica e indiferente al contrario es muy participativa de lo contrario no estarian uds. aqui escuchando esta conferencia, aunque si les falta un poquito mas de cuerda". Esa cuerda ya nos la dieron los compañeros de la Ibero con su gran ejemplo el M-11; y no es la primera vez que la Ibero participa en las causas sociales, en el 68, como Elenita lo narra en su libro de "La Noche de Tlatelolco" fue una de las instituciones mas participativas y solidarias con el movimiento. Cuando uno lucha contra el sistema, cuando va contracorriente, hay personas que nos dicen, que eso le ocurre a todos los chavos en esta edad, porque es sintoma de la juventud querer cambiar al mundo, y que una vez "madurando" se nos quitaran esas locas ideas, Elenita y otros de su generacion nos demuestran lo contrario. Responder a este comentario Felicitación a Elena Alejandro Pf no dejes de escribir, para los jóvenes y para los no tan jóvenes. Felíz 80 Elena Poniatowska Responder a este comentario Mejor que en el 68 Carmen Con todo respeto, las actuales reacciones de estudiantes, reflejan el conocimiento de la realidad y de nuestra historia antigua y reciente, el 68 es un antecedente que nos orientará para hacer mejor las cosas, pero no es la actualidad. Los estudiantes de todas nuestras universidades, los que solo trabajan, los que no trabajan y no estudian, todos nuestros jóvenes son los jóvenes de hoy, del 2012, y bienvenidas todas las ideas que de esto se resurgirá la gran nación que somos. Responder a este comentario

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