viernes, 30 de marzo de 2012

Mujer-mujer, madre-madre.

Uno lo decía por su cuenta, otro se ampara en citas de hombres célebres -que modifica a su gusto- para arrimar el ascua a su sardina. Hemos pasado de la "mujer, mujer" de José María Aznar a la "mujer, mujer", maternidad mediante, de Alberto Ruiz-Gallardón. El primero lo dijo en 1996, el segundo, en 2012. Que 16 años no son nada, que diría el tango algo alterado: la doctrina de estos dos prohombres parece estable en el PP. Da igual que los tiempos cambien: entre los populares no se escuchan voces discordantes.

Un vídeo de emergencia de las Juventudes Socialistas recoge algunas perlas de ese largo lapso, aunque haya muchas más -también fuera del PP, por cierto, aunque no se incluyen-. Lo de Aznar fue una respuesta a un cuestionario de Pedro Casals, vinculado al libro Retrato íntimo de José María Aznar (Plaza y Janés). A la pregunta "la cualidad que prefiere en una mujer", el entonces candidato a la presidenda del Gobierno respondía: "que sea mujer". Había nacido la "mujer, mujer" que ahora reedita el ministro de Justicia como una táctica de su batalla por modificar la normativa del aborto para restringirla. La mujer-mujer pasa por ser madre. ¿Madre, madre?

En su pretensión de limitar el aborto -desde 2010 es un derecho en las primeras 14 semanas, por lo que no requiere la aprobación médica-, Ruiz-Gallardón ha optado por enfrentarlo con la maternidad, como si fueran derechos excluyentes en lugar de opciones libres. Primero dijo que "existe una violencia de género estructural contra la mujer por el mero hecho del embarazo" y que "la inexistencia de ayudas lleva a muchas mujeres a perder la libertad de elección", es decir, a interrumpir la gestación. Pues deje el aborto como está y establezca ayudas para quienes quieran ser madres, le respondieron los expertos. Y, además, la violencia de género estructural no es eso, le matizaron.
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De nada ha servido. Pese al viejo aforismo de "non bis in ídem" cuando hay revuelo, Ruiz-Gallardón ha vuelto a las andadas este martes en el Senado. Desempolvó a Manuel Azaña y su frase "la libertad no hace felices a los hombres, pero sí es lo que les hace hombres", para decir que "la libertad de la maternidad es la que hace a las mujeres auténticamente mujeres". Por la maternidad a la femineidad, como en los tiempos de la dictadura bajo la tutela de la Sección Femenina. Y una duda por el camino: ¿La libertad de la paternidad hace es la que hace a los padres auténticamente hombres?

Llegó la lluvia de críticas por la equiparación mujer y madre. ¿No se puede ser lo primero sin un parto mediante? Al día siguiente, cuando el PSOE le acusaba en el Congreso, de "repartir carnés de mujeres auténticas", Ruiz-Gallardón tiró de otro personaje histórico, Martin Luther King. La frase elegida fue esta vez "cualquier injusticia contra una persona representa una amenanza para todas las demás". Amparado en ella, aseguró que el Gobierno defenderá a una mujer que quiera ser madre y no pueda. "¿Cree que si solo fueran mil las personas (sic) en España que quisieran ejercer su derecho a la maternidad y no pudieran hacerlo no merecerían la intervención de los poderes públicos?", lanzó el ministro. O fue un lapsus o hizo uso de la acepción del Diccionario de la Real Academia Española que incluye a la mujer en la definición de hombre.

Términos aparte, el mensaje era claro. Y las preguntas que abre, también: ¿Habrá ayudas generosas, y servicios sociales abundantes y asequibles para los niños?, ¿pagará la Administración todos los tratamientos contra la infertilidad?, ¿vigilarán los inspectores de trabajo cualquier discriminación de las mujeres -sean o no madres, o solo si quieren procrear-?, ¿el Gobierno hará de la conciliación laboral y familiar un derecho efectivo para mujeres y hombres? ¿también la paternidad padece amenazas? La maternidad afronta muchas dificultades, pero los frenos son la libre voluntad, la biología y, en algunos casos, las creencias.

"Ni una mujer es menos mujer por no ser madre ni un hombre es más inteligente por ser ministro", le replicó a Ruiz-Gallardón la diputada socialista Patricia Hernández. Pero ese ministro, de Justicia y no de Sanidad, es el que tiene en su mano la reforma del aborto, una posibilidad contra la que pleiteó su padre. "Lo personal es político", reza uno de los lemas feministas, acuñado por Kate Millet. Ahora, hay feministas que le dan la vuelta para decir a Ruiz-Gallardón: "Lo político también es personal", incluida la afrenta que sienten.
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