viernes, 28 de octubre de 2011

Chicos guapos de dependientes.

Me pararon por la calle y me preguntaron si quería trabajar en Abercrombie”
La marca con los dependientes más guapos del mundo abre tienda en España. Así han hecho el casting.


“Hey, what´s going on?” Esta es la frase con la que un dependiente de Abercrombie & Fitch te recibirá a partir del próximo jueves al atravesar la puerta de la primera tienda española de la firma estadounidense, ubicada en Madrid. Política de empresa. Estas mismas palabras se usan en todos los puntos de venta del mundo (Estados Unidos, Canadá, Japón, Italia, Francia o Inglaterra), aunque resulte ridículo en el idioma local. Pero para llegar a pronunciar esta versión yanki de hola, ¿qué tal te va? primero hay que ser seleccionado en un proceso más parecido a un cásting que a un proceso de selección común: hay que contar con un físico muy concreto basado en sonrisa perfecta y cuerpo diez.

Los que tienen fama de ser los dependientes más guapos del mundo no han pasado antes por un anuncio de Infojobs; y tampoco las docenas de chicos y chicas seleccionados en nuestro país. Lo suyo es más como las historias de las modelos: “me descubrieron mientras comía una hamburguesa” o “se me acercó un chico de una agencia en una discoteca y me dio su tarjeta”.

“La manera más común de reclutar a nuestros candidatos es saliendo a la calle. Buscamos en los lugares en los que creemos que el perfil que necesitamos pueda estar: universidades, centros comerciales, discotecas o conciertos, también buscamos a través de contactos en las redes sociales”, cuenta a smoda.es una de las personas encargadas del proceso de selección de A&F en España. Y añade: “Buscamos un perfil de gente natural, extrovertida, divertida, con buena presencia”.

Fue durante la pasada primavera cuando los denominados managers (encargados formados anteriormente por sus homólogos en Estados Unidos) salieron a la caza y captura del dependiente Ivy League Look en versión sport. “Me pararon por la calle, me preguntaron si me gustaría trabajar en Abercrombie y me tomaron los datos. También me contactaron por Facebook. Uno de los managers me mandó un mensaje”, cuenta un chico alto, guapo y muy simpático que ha pasado el proceso de selección. “Me citaron para una entrevista con más gente, allí te dicen que sonrías y te hacen una foto. Luego te preguntan qué es lo que quieres hacer”.

Los modelos, fuera del almacén


No menos curioso que el proceso de selección son las categorías en las que está dividida la plantilla y entre las cuales los candidatos tienen que elegir:

- Modelo. Esta categoría se divide en sellers (los que están fuera de la tienda, animan y organizan la cola de gente) y los dependientes (solo se dedican a vender dentro de la tienda, nunca entran en el almacén). Son la imagen de la firma: tienen que sonreír, recibir al cliente y bailar al ritmo de la música si la ocasión lo requiere.
- Impact. Aquí se incluyen a todos los dependientes que no son de la categoría “modelo”, es decir los que además de vender van al almacén y ponen la tienda en orden: alinean la ropa en las estanterías, buscan tallas, perfuman...
- Cajeros. Personas específicas para cobrar.
- Overnight. Comienzan a trabajar a partir de las 10 de la noche y se encargan de que todo quede perfecto para el día siguiente.

Antes de firmar el contrato los preseleccionados son formados mediante vídeo-tutoriales y eligen la jornada deseada: 5, 10, 20 o 40 horas semanales. “Los sueldos son los mismos que en una tienda normal y un dependiente modelo no cobra más que uno impact”, nos cuenta el joven dependiente elegido en la categoría de modelo. Parece ser que ya ni un buen físico es suficiente para ingresar más en la cuenta corriente.

Pero ¿por qué tanto empeño no solo en contratar a un persona que requiera unas cualidades físicas determinadas, sino también en emplear el término “modelo” como una de las categorías de dependiente? Como los cazatalentos de A&F nunca nos han parado por la calle, buscamos en su web: “Los modelos de nuestras campañas publicitarias empiezan trabajando en nuestras tiendas y luego pasan a optar por aparecer [sic] en las campañas publicitarias de Abercrombie & Fitch”. Es decir, que mientras en otras cadenas de moda si te esfuerzas asciendes a encargado de tienda, en A&F puede que tu imagen con torso desnudo se estampe en una bolsa. Un sueño americano.



Sobre los dependientes se encuentran los managers in training, o lo que es lo mismo, los que supervisan todo el trabajo. Una de las personas que optaron a este puesto nos cuenta cómo fue su experiencia: “Antes de ir a la entrevista me aconsejaron sobre cómo debía ir vestida: vaqueros, zapatos tipo Converse y poco maquillada. Lo más sencilla posible”. Ellas, como ellos, también responden a un perfil determinado: joven, guapa, natural y casual. El proceso para este puesto se divide en varias etapas, todas ellas en inglés.

La primera consiste en una entrevista en grupo para conocer al candidato: “les interesa que hayas vivido en el extranjero, que te gusten las actividades al aire libre y que te importe la moda”; y la segunda se centra en preguntas no demasiado complejas pero que requieren una respuesta estratégica: “buscan que tus palabras contengan los términos ambiente multicultural, trabajo dinámico, trabajo en equipo...”. En cuanto a los sueldos: “son bastante buenos para los managers, por lo que tengo entendido unos 1.500-1.700 euros netos al mes para personas de perfil junior”, dice. Después de esta categoría los managers in training pueden acceder a un puesto superior en las oficinas centrales: “las oficinas de Europa tienen sede en Londres, en Madrid no hay posibilidad de pasar de tienda a oficina”.

“Soy fantástico, la ropa me queda de vicio”

La búsqueda de un tipo de dependiente determinado es una estrategia de marketing que funciona a la perfección. Solo hay que pasear por la Quinta Avenida para comprobar las colas de gente que se forman en la puerta de la tienda de cinco plantas que A&F tiene en la Gran Manzana. Jose Luis Calvo, profesor de la UNED experto en marketing de moda nos cuenta por email: “cuando compras algo siempre quieres que te quede bien, que te siente como a aquellos que lo llevan puesto. Por eso mismo tener dependientes fantásticos, a los que el producto les queda fenomenal, es muy importante. Olvídate de los gordos, de los que tienen barriga, para esos no es esta marca. Es para gente delgada, esbelta, distinguida, pero con ese toque desenfadado que dice: soy fantástico, la ropa me queda de vicio, tengo el suficiente dinero para vestir bien”.

En la tienda de Madrid -ubicada en la Plaza del Marqués de Salamanca, concretamente en un palacete- los dependientes también contarán con un uniforme de trabajo específico compuesto por prendas de A&F: pantalón vaquero combinado a elegir con camisa sobre camiseta blanca de algodón o polo, siempre en la gama de colores gris, blanco y azul marino. Y para los pies zapatillas Converse negras o chanclas, uno de los productos estrella de la firma del alce. Y todo este outfit en caso de que la ocasión no requiera quitarse la camiseta y enseñar torso, como ocurre en la tienda neoyorquina en la que uno de los modelos, semidesnudo, se hace una Polaroid con todas las chicas que se atrevan a posar junto a él. Es el momento en el que puedes sentirte como ellos: jóvenes, guapos y divertidos, el mismo concepto que la banda LFO cantaba en uno de sus temas titulado Summer Girls: “You look like that girl from Abercrombie & Fitch” (Pareces esa chica de A&F) y “I like girls that wear Abercrombie & Fitch” (Me gustan las chicas que visten A&F).


Un caso de marketing de libro

Al igual que ocurre en otras empresas made in USA, como Apple o Starbucks, podríamos preguntarnos si es realmente una tienda Abercrombie tan buena como para hacer cola en su entrada. Según Jose Luis Calvo: “El producto es muy bueno, sienta muy bien y además te permite identificarte con otros que lo llevan, como los modelos de las tiendas”. No afirma lo mismo un artículo de la BBC en el que Chris Sanderson, director de estrategia de la consultora The Future Laboratoty, opina: “la ropa es de un algodón barato fabricada en los países del este, cubierta por una marca americana”. Sea cual sea la relación calidad-precio de las colecciones de Abercrombie, lo que está claro es que gran parte de sus ventas, que suben como la espuma, se deben a una estrategia de marketing de tipo emocional. No solo los dependientes guapos entran en juego, también forman parte de esta estratagema otros factores como la luz tenúe y el olor (los impacts perfuman asiduamente la tienda con una de las fragancias masculinas de la marca).

Pero en este cúmulo de factores que hacen que no nos podamos resistir a adentrarnos en el mundo Abercrombie está también el de la influencia de las celebrities. Teddy Rooselvet, Greta Garbo, Katherine Hepburn, Clark Gable o el propio John F. Kennedy son algunas de las personalidades que dotaron a la marca de prestigio y popularidad cuando aún era solo una cadena de moda deportiva. Hoy Abercrombie se cuida mucho de preservar esa imagen llegando incluso a pagar a celebrities no afines a su logo para que dejen de usar sus prendas, en otro eficaz gesto comercial. Incluso de vez en cuando tiene que lidiar con alguna que otra demanda por discriminación.

Hace unos años, en nuestro país, Abercrombie era sinónimo de una clase media-alta a la que le encantaba esa exclusividad de las prendas adquiridas en el extranjero. Hoy que abre sus puertas en la capital, casi 4 años después de que anunciase su desembarco en España (el retraso se debió a la crisis), la duda es si perderán el interés todos aquellos que han consumido la marca hasta ahora. José Luis Calvo nos responde: “Es posible que sus consumidores típicos, a los que inicialmente iba dirigida la marca, no quieran ni oír hablar de Abercrombie. Un poco lo que pasa con La martina o con Polo en España”. De momento, la firma ha presentado hoy su nueva tienda a la prensa con el reclamo de 101 modelos traídos de otras boutiques del resto de mundo, y como rezaba la convocatoria: lucían sus cuerpos a la entrada de la tienda. El espectáculo está asegurado.

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