domingo, 25 de septiembre de 2011

Triunfa la izquierda francesa.

La izquierda logra un triunfo histórico en el Senado francés
Los resultados parciales apuntan a una clara derrota para los divididos conservadores, que dominaban la Cámara alta desde 1958.- La victoria de los progresistas deja muy tocado al presidente Sarkozy


El Partido Socialista francés (PS) ha obtenido este domingo la mayoría absoluta en el Senado por primera vez en la historia. Las elecciones parciales celebradas en 44 departamentos del país para renovar la mitad del Senado, cuyos miembros son elegidos por 71.890 grandes electores (diputados, consejeros regionales y provinciales, alcaldes y concejales), se cerraron con un triunfo histórico, que deja muy tocado a Nicolas Sarkozy ya que la derecha ha controlado la Cámara alta desde 1958.





El voto parcial ha renovado casi la mitad de los asientos de la asamblea, 170 escaños. La izquierda debía sumar 23 senadores más que la derecha para obtener la mayoría absoluta de una Cámara que pasa de tener 343 escaños a tener 348. Sobre las 20.30 horas, el presidente del grupo socialista, Jean-Pierre Bel, certificó la amplia victoria con estas palabras: "Hoy es un día histórico, por primera vez en la hisrtoria de la V República, el Senado va a conocer la alternancia. A esa hora, se los 145 escaños asignados en el escrutinio las fuerzas de la izquierda lograban 80, contra 61 de la UMP (el partido de Nicolas Sarkozy), y cuatro de los partidos de centro. Pero Bel afirmó que las fuerzas progresistas habían pasado a controlar 175 escaños de manera cierta, y que otros 25 más eran probables.

Hasta ahora, la izquierda tenía 153 escaños de los 343 totales: 116 del grupo PS y Verdes, y 24 del CRC (Comunistas y Partido de Izquierda), y podía contar además con 13 de los 17 miembros del grupo liberal RDSE. La UMP contaba con 149 senadores, mientras los centristas aportaban 29. 7 senadores más eran independientes.

La victoria de la gauche en la vetusta institución senatorial, elegida por el voto obligatorio de los altos cargos políticos y no por sufragio universal, había sido pronosticada por los analistas locales, aunque pocos creían que el resultado fuera a ser tan favorable a los socialistas.

El propio presidente del Senado, Gérard Larcher, dirigente del partido de Nicolas Sarkozy, la UMP (Unión por un Movimiento Popular), ha reconocido esta tarde que "un seísmo político" ha sacudido el palacio de Luxemburgo. Larcher se jugará el cargo contra Bel en la votación final que cierra los peculiares comicios el 1 de octubre.

La simbólica derrota de la dividida armada conservadora acentúa en todo caso la sensación de creciente desgaste que sufre Sarkozy, cada vez menos valorado en las encuestas, y castiga las crecientes zanjas abiertas entre conservadores y centristas, que se presentaban en dos bloques separados y en gran medida enfrentados por viejos odios y rencores.

Los inesperados resultados de París, donde el centro-derecha perdía dos escaños respecto a la última elección, parecieron subrayar la sensación de castigo al presidente. "Más que perder algunos senadores de la UMP en París, estamos ante una derrota histórica y política", ha afirmado la teniente de alcalde de la capital, Anne Hidalgo, dirigente del Partido Socialista de origen español.

"La izquierda avanza en todas partes, se siente un movimiento de fondo, especialmente en los resultados decididos en la primera vuelta", ha dicho el secretario nacional del PS para las elecciones, Christophe Borgel. "Hay un rechazo de la derecha por parte de los grandes electores", ha enfatizado Michel Delebarre, alcalde de Dunkerque.

Los dos candidatos favoritos del PS a las primarias, que se celebrarán el 9 y 16 de octubre, François Hollande y Martine Aubry, acudieron a festejar la noticia al palacio de Luxemburgo. La izquierda confiaba en que el viento de cambio que han mostrado los sondeos y las elecciones locales celebradas en los últimos meses (municipales, regionales y cantonales) empezase a soplar también a nivel nacional. Y la convincente victoria parece disipar del todo los temores de quienes temían que los escándalos protagonizados por Dominique Strauss-Kahn tuviesen un posible efecto negativo electoral.

El optimismo del PS se disparó desde que se conocieron los primeros datos del departamento de Loiret y Morbihan, ambos tradicionalmente de derechas y vencidos por los socialistas. En muchas zonas rurales del país, muy identificadas con los conservadores, los candidatos de la UMP han perdido sus escaños o se han visto obligados a jugarse la elección en la segunda vuelta.

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