viernes, 29 de julio de 2011

Cine. Camino a la libertad.

El largo y tendencioso camino
Leoonardo García Tsao


De la breve revelación del cine australiano, ocurrida a principios de los años 70, y la consecuente emigración a Hollywood de todos sus artífices, Peter Weir ha sido el único que ha sabido mantener un perfil personal y no rendirse a hacer maquila. Lo cual no significa que sea un director particularmente notable. De una trayectoria desigual, el cine de Weir ha demostrado ser más interesante cuando se centra en personajes situados en ambientes que le son ajenos y quizá hostiles. Pero ciertamente su registro es muy amplio, si puede transitar de una cursilería terminal como La sociedad de los poetas muertos (1989) a una briosa aventura marina como Capitán de mar y guerra (2003).

Después de ese título, Weir permaneció inactivo siete años antes de acometer Camino a la libertad, proyecto que sonaría hecho a su medida. Situada en 1941, la película está basada en el libro La larga caminata, del oficial polaco Slawomir Rawicz quien, se supone, en compañía de otros hombres, logró la proeza de escapar de su prisión siberiana y caminar miles de kilómetros hasta llegar a India. Al margen de ciertas revelaciones periodísticas de que dicho testimonio es apócrifo, la premisa tenía que resultarle atractiva a Weir.

La primera parte de la película se concentra en describir los horrores de un gulag siberiano adonde el joven oficial Janusz (Jim Sturgess) es encarcelado tras ser delatado por su propia esposa. El lugar es, por supuesto, la versión congelada del infierno en la Tierra. La supervivencia se antoja improbable entre las ínfimas condiciones alimentarias e higiénicas, los trabajos forzados en una mina y la convivencia con criminales de carrera. Janusz pronto entra en contacto con un endurecido estadunidense que se hace llamar Mr. Smith (Ed Harris) y, con el apoyo de otros reos, planean escaparse de la prisión.

Poco tiempo se invierte en los preparativos y el plan para la fuga, pues ésta ocurre de manera casi espontánea, durante una tormenta de nieve, como si los reos hubieran decidido soltar la carrera y penetrar de repente las espesuras de la taiga siberiana. De aquí en adelante la película se vuelve una de tantas historias sobre cómo un puñado de hombres logra sobrevivir las adversidades de la naturaleza salvaje.

Weir y su coguionista, Keith R. Clarke, no se esfuerzan por diferenciar a cuatro de los siete fugitivos que no son interpretados por actores conocidos. Así que la principal interacción es entre Janusz, quien, al demostrar habilidades de boy scout, se vuelve el líder del grupo, Mr. Smith y Valka (Colin Farrell), peligroso asesino que ha sido aceptado en la fuga por poseer un letal cuchillo. Ya que un letrero inicial nos ha informado que sólo tres lograron llegar a India, uno se pone a especular cuáles reos irán pereciendo, como los 10 perritos. Al grupo se suma Irena (Saoirse Roman), linda adolescente polaca que ha huido de una granja colectiva rusa. (A todo esto, el estalinismo es visto como un mal equivalente al nazismo.)
Contra las expectativas, la travesía no es un tormento lleno de calamidades. Los personajes caminan y caminan por paisajes espectaculares que explican por qué la película fue coproducida por National Geographic. En ocasiones hasta parece una de esas excursiones extremas que han ocupado en televisión un buen porcentaje de los reality shows. Como si estuvieran ayudados por los duendecillos del bosque, los fugitivos se hacen de recursos para salir adelante de los diversos retos. Incluso las tensiones entre ellos son mínimas. En lugar del sociópata homicida que parecía ser, Valka se comporta más bien como niño mal portado y ni él intenta algo indebido con Irena, quien lejos de ser el objeto sexual de esos reos desesperados, se vuelve su madrina y confidente.

El tono light y la mirada paisajista no se pierden ni en el tramo más dramático de la travesía, cuando el desierto del Gobi cobra el mayor número de fatalidades. Esa narrativa tan convencional y anticuada, sumada al fervor antisoviético que asoma de cuando en cuando, le confieren a Camino a la libertad una cualidad marcadamente anacrónica. Da la impresión que la película, con todo y su innecesario epílogo, debió filmarse a principios de los años 90, cuando ocurrió el colapso del comunismo. Tal vez en ese entonces hubiera sido relevante.

Camino a la libertad

(The Way Back)

D: Peter Weir/ G: Keith R. Clarke, Peter Weir, basado en la novela The Long Walk, de Slawomir Rawicz/ F. en C: Russell Boyd/ M: Burkhard Dallwitz/ Ed: Lee Smith/ Con: Jim Sturgess, Ed Harris, Saoirse Roman, Colin Farrell, Dragos Bucur/ P: Exclusive Films, National Geographic Films, Imagenation Abu Dhabi FZ, Monolith Films, On the Road, Point Blank Productions, Polish Film Institute. EU-Abu Dhabi-India-Polonia, 2010.

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