lunes, 27 de junio de 2011

Conducir engorda.

Dime cuánto conduces y te diré lo que engordas
Por: Pablo León

Conducir engorda. En las ciudades con una movilidad dominada por las cuatro ruedas hay más habitantes obesos que en las que apuestan por la bici, el transporte público y los paseos. Además, cada hora que se pasa dentro del coche provoca un aumento del riesgo de volverse obeso de un 6 por ciento. Pero esto lo sabe, o lo intuye, todo el mundo. Lo curioso es que un estudio ha encontrado la conexión entre la distancia recorrida en el coche y la cintura media: si en un año concreto aumentan los kilómetros recorridos en coche, seis años después el número de personas con sobrepeso crecerá en una proporción similar. Un flashforward que nos permite intuir la sociedad que estamos creando.


La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva tiempo preocupada por la obesidad. La institución ve tan pocos avances en su erradicación que ha denominado a las grasas como “la pandemia del siglo XXI”. Medio mundo engorda, el otro medio pasa hambre y Estados Unidos marca el ritmo.

Un 28 por ciento de la población estadounidense tiene problemas de peso (en España, el 20 por ciento) por lo que el centro de control de enfermedades (CDC), que igual se preocupa de un brote de ébola que de un apocalipsis zombie, también tiene a la obesidad como uno de sus principales enemigos. Entre sus recomendaciones para combatirla propone la promoción de ciudades activas donde, en lugar de conducir, se camine y pedalee.

La relación entre el volante y la barriga es significativa. No solo porque en aquellos lugares donde se usa menos el automóvil hay menos tendencia a la gordura sino porque existe una correlación entre los kilómetros recorridos y la tendencia a la obesidad; concretamente del 99,6 por ciento. Es decir que cuantos mas se conduce, más se engorda.

Esa conexión tiene un cierto lapsus: tienen que pasar seis años para que el aumento proporcional de kilómetros recorridos se evidencie en un crecimiento de la tasa de obesidad. Esa distancia temporal ofrece una oportunidad estratégica.

Entre 1988 y 2008 las millas recorridas en EE UU por cada conductor aumentaron un 0,6 por ciento anual. Eso significa que entre 1996 y 2014 el número de gordos crecerá de la misma manera. El comportamiento del resto del mundo desarrollado será semejante. Y en 2008, en el mundo, 1.500 millones de personas ya sufrían sobrepeso y 500 millones eran obesos. Casi 2 mil millones de personas con las grasas descontroladas.

Según esto parece que estamos destinados a las tallas grandes pero se puede cambiar. Más allá de la dieta del kiwi o el milagro de la disociación, todos los médicos insisten en el estilo de vida. Necesitamos que nuestra vida sea más activa. Los gimnasios no valen: la cadena que más triunfa es Placebo Gym, el gimnasio para las personas que nunca irán por lo que la solución parece apuntar a incluir movimiento en nuestra rutina. Ahí, la bici es perfecta.

El sobrepeso es un problema que va más allá del conflicto con los cánones estéticos actuales: cuesta dinero. En 2006, Estados Unidos se gastó 147.000 millones de dólares en problemas sanitarios asociados a la grasa; un 10 por ciento del gasto médico. Una cantidad que, si se mantiene el modelo coche-dependiente y se cumple la profecía estadística, no hará más que crecer. Por lo que el cambio en la movilidad es necesario.

Si ni aún así los defensores del motor se convencen, la crisis les puede ayudar. Otra investigación concluye que con un aumento sostenido del precio de la gasolina de un dólar anual, en siete años se reduciría la obesidad en EE UU un 10 por ciento. La razón: el descenso del uso del coche y de las visitas a los restaurantes. Parece que la bicicleta es LA solución más allá de los conflictos sociales o problemas de adaptación que produce.

A partir de ahora, cuando los conductores vean una bici antes de pitar o emitir una opinión llena de prejuicios deberían mirarse el ombligo y pensar en ahorro, grasa y sanidad pública. Los más intelectuales también pueden incluir en el mix reflexivo la filosofía. Desde el coche están decidiendo el tipo de sociedad que tendremos dentro de seis años.

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