viernes, 25 de febrero de 2011

Un Museo virtual.

Acércate no hay peligro". Las palabras moduladas por unos turgentes labios flotantes invitan al internauta a entrar en la exposición inaugural del nuevo Adobe Museum of Digital Media (AMDM), el último producto de una sociedad cada vez más atraída por los mundos virtuales. El videoartista estadounidense Tony Oursler, célebre por sus esculturas audiovisuales antropomórficas que escenifican las neurosis del hombre contemporáneo, ha sido el encargado de abrir las imaginarias puertas de este museo virtual.

El arquitecto Filippo Innocenti diseñó tres torres para el edificio virtual
Si bien solo existe en Internet, el Adobe Museum ofrece una experiencia más que real. Su navegación no tiene nada que ver con Second Life y similares, ya que se lleva a cabo según las reglas establecidas por los artistas invitados: después de Oursler, la estrella japonesa Mariko Mori y el videoartista y director del MediaLab del MIT, John Maeda.

Además de la exposición, cuyo recorrido requiere mucho más tiempo del imaginable, también se puede visitar el edificio virtual, construido por el arquitecto italiano Filippo Innocenti, del Politécnico de Milán, que está formado por tres torres biomórficas de 15 pisos, recubiertas de escamas brillantes parecidas al marfil.

En la muestraUncanny Valley, Oursler utiliza vídeo, poesía, dibujos, animación e interactividad para diseccionar las relaciones entre humanos y tecnología y bucear en la realidad de Internet, otro valle, profundo e inquietante, que funciona como caja de resonancia de nuestros estados de ánimo. Es el propio artista que, con comentarios entre existencialistas, irónicos y humorísticos, guía al visitante por un recorrido a través de 17 áreas que se enfrentan a otros temas cruciales de su obra: el tiempo, el lenguaje, la fantasía, el sexo, la comunicación, el fetichismo o el lado oscuro.

En el valle misterioso nada es lo que parece y es suficiente un clic para que todo cambie y evolucione, descubriendo lo que oculta en sus pliegues interiores. Esculturas de libros que se desmoronan dejando salir de sus páginas mundos fantásticos; manos que modelan figuras, diagramas de los que salen atareados y diminutos personajes, una lupa que desgrana los grandes inventos humanos vinculados a la imagen... son sólo algunas de las múltiples interacciones que propone el valle digital de Oursler.

Como hilo conductor de la experiencia, los rostros de los tres álter ego del artista, maquillados como personajes del teatro kabuki, aparecen flotando en esferas, como si estuvieran atrapados en pompas de jabón. Y si para alguien aún no está claro, el icono de la boca acompaña al visitante durante todo el viaje, listo para desplegar las reflexiones y explicaciones del artista.

Concebido por Rich Silverstein, director creativo de la poderosa compañía de productos informáticos Adobe System Inc., creadora del PhotoShop, el AMDM no oculta su naturaleza de sofisticado ejercicio de promoción de las herramientas producidas por su patrocinador, aunque esto no resta un ápice de interés y valor a la propuesta

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