lunes, 28 de febrero de 2011

El glamour de Burkina Faso.

El cine continúa con su Cannes africano en Burkina Faso. Con su dosis de glamour a la africana -modesta pero orgullosa-, dos estrellas del continente, el rapero senegalés Didier Awadi y la actriz maliense Fatoumata Coulibaly acapararon ayer parte de la expectación en el Festival de Cine Panafricano de Uagadugú.

Firmaron autógrafos, se hicieron fotografías, dieron entrevistas, y aportaron sus puntos de vista sobre algunos de los problemas del continente. Coulibaly, conocida activista contra la ablación de los órganos femeninos y protagonista de la película de Ousmane Senbene titulada Moolaadé (Protección), defendió el papel de la mujer en África: "Desde hace años, las mujeres estamos jugando un rol.

Hay una sociedad tradicional que no ve bien que una mujer emprenda su camino. Prefiere que se quede en casa. Pero desde allí, las mujeres están luchando. Incluso la mujer rural. Pero nosotras en la ciudad tenemos la obligación de luchar más, de pelear por el desarrollo de nuestros países".

En el caso de Awadi, que presenta documental en este festival, su discurso gira en torno a la inmigración, de la que siempre ha estado preocupado: "En Le Point de vu du lion (El punto de vista del león) cuento la opinión de los africanos, de cómo viajan y por qué viajan. No hablo de inmigración clandestina. No. Porque ese es un concepto occidental. Yo hablo de los derechos del ser humano para viajar. Seas blanco o negro. ¿O es que los negros no tienen derecho a viajar?".

En el día después de los Oscar, el desinterés hacia el derroche hollywoodiense continuaba palpable. Coulibaly no vio la ceremonia, pero aportaba reflexiones interesantes al respecto: "Con el presupuesto de Hollywood, que ojalá un día lo tengamos, no solo haríamos una película. Utilizaríamos parte del dinero para ayudar a la educación o a la sanidad", decía en referencia a las grandes superproducciones norteamericanas que cuestan millones de dólares.

"En África lo primero que busca la gente es la comida. En EE UU y Europa tienen mucho. Nosotros tenemos la pobreza. Nuestras películas las hacemos para cambiar la mentalidad de la gente".

"Las películas en África no sirven para hacer negocio. Mientras, en América se trata de una industria del entretenimiento, que busca beneficios", explica Kisha Cameron, una afroamericana de Nueva York que trabajó con Spike Lee en su día y que lleva cinco ediciones viajado hasta el FESPACO. Su presencia en Burkina Faso es alentadora, ya que dirige un programa llamado Africa First (África primero), en colaboración con Focus Features, que se enfoca en subvencionar a cinco talentos emergentes del cine africano al año con 10 mil dólares para desarrollar un corto documental. El objetivo en realidad es dar con un ganador anual, al que le dan la oportunidad de viajar hasta Estados Unidos para desarrollar su carrera cinematográfica.

Desde más cerca, en Las Palmas y Tarifa, dos instituciones trabajan por el cine en África. Se trata de Casa África y del Festival de cine africano de Tarifa, que presentaron ayer en Uagadugú sus iniciativas. "La cultura es el camino más directo para acercar los continentes. Si bien en FESPACO muchas películas no dan el nivel, sí tienen mucha fuerza. Es un cine más duro, que te emociona.

Pero en medios y recursos es muy limitado. Nosotros hemos venido hasta aquí porque queremos reconocer el papel de este festival en favor del cine", explicaba Ricardo Martínez, director de Casa África. Mientras, la directora del Festival de cine africano de Tarifa, el más importante de estas características en España, explicó las novedades de su proyecto, consolidado ya en su octava edición, que se celebrará del 11 al 19 de junio. Un festival que en realidad dura todo el año, gracias a su colaboración con universidades y otras entidades para la proyección de su cada vez mayor fondo fílmico, con unas 500 cintas de películas africanas.

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