martes, 28 de diciembre de 2010

Gabón, un presidente depredador.

A su muerte en la clínica Quirón de Barcelona, el 8 de junio de 2009, el presidente de Gabón Omar Bongo legó a sus deudos grandes sumas depositadas en bancos de Nueva York y París, así como lujosas propiedades inmobiliarias en la capital francesa y la Costa Azul. El hasta entonces más longevo gobernante de África acumuló esta fortuna en 42 años al frente de un pequeño país rico en petróleo y aliado de Francia.

A comienzos de mayo de 2009, una juez de París había admitido a trámite la denuncia presentada contra Bongo por Transparencia Internacional, ONG especializada en la lucha contra la corrupción. Tal vez por esa razón prefirió ser atendido de su enfermedad terminal en una clínica española en lugar de ser hospitalizado en la antigua metrópoli colonial.

Cuatro días después del fallecimiento de Bongo, un confidente desvelaba ante un diplomático de Estados Unidos en la embajada en Camerún el desfalco de unos 36 millones de dólares (cerca de 28 millones de euros) del Banco de Estados de África Central (BEAC), que acabaron en manos de altos cargos pertenecientes al círculo de poder del presidente de Gabón y su familia.

La mejor forma de robar

El despacho confidencial remitido por la embajadora Janet Garvey a la Secretaría de Estado en Washington describe con detalle cuál es "la mejor manera de robar un banco" africano controlado por un clan gabonés. En las arcas del BEAC depositan conjuntamente sus reservas los Estados miembros de la Comunidad Económica y Monetaria de África Central: Gabón (que designa al gobernador de la entidad), Camerún (sede del banco), República de Congo, República Centroafricana, Chad y Guinea Ecuatorial.

Un alto funcionario del BEAC es precisamente quien revela al consejero político de la Embajada en Yaundé el latrocinio sistemático de las reservas. El gobernador del banco, el gabonés Philip Andzembe, había colocado en secreto 500 millones de euros en una inversión de alto riesgo del banco francés Société Générale. Una auditoría posterior destapó agujeros contables producidos por el desvío de fondos. El clan en el poder en Gabón, "incluido el fallecido presidente Omar Bongo y su hijo Alí, ministro de Defensa y candidato presidencial, se benefició de la malversación de fondos", según la versión del confidente, puntualiza la embajadora Garvey.

"La revisión de las cuentas sacó a la luz una amplia trama de desfalcos vinculada a la jerarquía política de Gabón", agrega el cable diplomático. El presidente Bongo controlaba no solo al gobernador del BEAC, sino también a los responsables de contabilidad en Yaundé y París, y al de las transferencias internacionales. "La investigación interna reveló que 36 millones de dólares fueron desviados mediante cheques a nombre de altos cargos o políticos de Gabón", precisa el confidente.

Obiang pidió "paciencia"

En la reunión de los jefes de Estado de los países del BEAC celebrada en enero de 2009, se llegó a pedir la cabeza del gobernador del banco, pero el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, pidió "paciencia". Obiang considera que su influencia en el BEAC no está a la altura del peso de los depósitos ecuatoguineanos. "Su objetivo es instituir una presidencia rotatoria [de la entidad] en cuando se confirme la malversación (...) para acabar con el monopolio de Gabón en la dirección del banco", asegura el confidente.

La misma fuente protegida destaca ante los diplomáticos de EE UU en Camerún que "los dirigentes gaboneses usaron los fondos desviados para su enriquecimiento personal y, según las instrucciones de Bongo, entregaron parte del dinero a partidos políticos franceses, incluido el del presidente Nicolas Sarkozy. Bongo es el presidente africano favorito de Francia". "Esta embajada no está en condiciones de comprobar la veracidad de la acusación de que políticos franceses se beneficiaron de la malversación de fondos", se limita a escribir la embajadora en su comentario final.

En agosto de 2009, Alí Bongo fue elegido presidente de Gabón en medio de las denuncias de fraude de la oposición, y el Tribunal de Apelaciones de París desestimó en octubre la denuncia de Transparencia Internacional contra su padre.

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