miércoles, 29 de diciembre de 2010

Chile: mil versos.

Es quizá la más original, y sin duda la más provocativa, antología de poesía de los últimos años. Más que versos, en realidad, reúne mayormente estrofas y fragmentos que parecen seguir el hilo de la asociación libre, donde un concepto o una palabra lleva a otro, sigue por ese cauce y en cualquier otro cruce cambia de sentido. Versos de poetas de muy distintas jerarquías, desde la lira popular a los Premios Nobel, desde Ercilla hasta Andrés Anwandter y muchos otros poetas muy jóvenes y contemporáneos, y de los asuntos más diversos.

El trabajo de Marcela Labraña y Felipe Cussen se lee con el doble placer del reencuentro y el hallazgo. Labraña dice, en la introducción, que el libro "recopila precisamente aquellos versos de poetas chilenos que, aunque alteremos su forma, no conseguimos olvidar".

Es decir, poco importa que la cita sea exacta, lo que interesa es que ese verso ha pasado a ser parte del paisaje lingüístico de Chile, una referencia inteligible por cualquier persona que se crió o se instaló en este país y que tiene presencia en el habla cotidiana. Así, todo lector encontrará acá su propio léxico poético, su corpus de versos que reconoce y que lo asalta desde otro contexto; y, al lado de ellos, otros tantos que no conocía o que no recordaba, pero que tienen la misma familiar textura.

Un valor agregado de este libro es que la contigüidad de versos, estrofas y fragmentos desplazados de su contexto original establece un nuevo conjunto de significaciones. No es lo mismo leer el verso de Neruda "sube a nacer conmigo, hermano" en medio del Canto general que en esta antología, cuando antecede a este otro: "sube a nacer conmigo, Zamorano", de Samuel Orellana.

Es quizá el ejemplo más elemental, pero también el más claro, de cómo unos versos influyen sobre otros y enriquecen su sentido por estar acá y en este orden. Y por seguir el hilo de las asociaciones, los autores renunciaron también a los índices temáticos o las divisiones por capítulo.

Aunque tal cosa hubiera facilitado, sin duda, la búsqueda de uno u otro verso a medias recordado, la verdad es que, a poco andar, el lector percibe que un índice habría actuado como una camisa de fuerza; no es sólo que la riqueza de la palabra poética elude el sentido único y el cajón adecuado; es que, además, es mucho mejor la idea plasmada en este libro de muchos autores que se lee como si fuera de uno solo o, más bien, como si se tratara de otra cosa, de una especie de novela cuyo hilo narrativo recorre los clásicos tópicos de la lírica y la épica, la patria, el paisaje, la muerte, el amor, el heroísmo, la melancolía, la religión, la mujer, el olvido, sin agotarse nunca.

Marcela Labraña y Felipe Cussen. Ediciones B, Santiago, 2010. 189 páginas.

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