miércoles, 27 de octubre de 2010

Un nuevo lenguaje gutural.

Los jóvenes de todo el mundo han introducido cambios significativos en el lenguaje, gracias al uso intensivo de los teléfonos celulares, que admiten mensajes en clave, casi telegráficos. También dentro de las redes sociales, la que está de moda entre la juventud es Twitter, que obliga a enviar mensajes de menos de 140 caracteres.

El fenómeno es de una absurda economía de palabras, economía del lenguaje, que nos devolverá irremediablemente a la era de las cavernas, cuando nuestros antepasados más primitivos se comunicaban con gruñidos y balbuceos.

El "Texting" (escribir en claves sintéticas) es lo de hoy en el mundo de los jóvenes globalizados y posmodernos.

¿Qué pasará dentro de poco tiempo, cuando desaparezcan las vocales, esos símbolos que permiten contar con un lenguaje articulado y entendible?. Es la pregunta que se formula el escritor Vicente Verdú.

Desaparecen sobre todo las vocales. Siendo precisamente las vocales los sonidos matrices del habla, los primeros sonidos del bebé.

De ese lenguaje en proceso que apuntalan las vocales se llega al lenguaje técnico de las consonantes. Los vacíos son los vacíos sentimentales que representan las vocales y permanecen los sonidos prácticos, mecánicos que conllevan las consonantes.

El lenguaje es comunicación y cambia con las formas tecnológicas de hacerlo. Los profesores están temiendo que los exámenes se escriban en texting puesto que no hay modo de negar que este es el lenguaje que se impone en las comunicaciones de jóvenes y que al cabo, para una prueba técnica en los exámenes, sería el más directo y eficaz. ¿Literatura? La literatura, ahora lo sabemos mejor, no se hallaba sobre todo en los adjetivos sino en la elocuencia de las vocales (aeiou).

Twitter aporta una instantaneidad tanto a las redes sociales más flexibles como a las más densas: permite enviar y recibir en el teléfono celular o en la computadora mensajes de 140 caracteres como máximo.

En inglés, twit quiere decir "imbécil" y "to twit "pinchar". To Twitter es "gorjear". Lenguajes como de pájaro, comidas como de pájaro, coitos como de pájaro. Pequeño, pequeño. Volando, volando. Todo parece estar dicho en un lenguaje de menos de 140 caracteres. Hablar y hablar era la terapia psicoanalítica, "la terapia de darle al pico". Gorjear es la terapia de picotear. El futurista Jamais Cascio sueña con un Twitter equipado de un robot virtual capaz de entender a qué mensajes prestamos atención y a cuáles no, para finalmente sortear todo lo que nos sirve y dejar únicamente lo que nos interesa.

Twitter permite, en definitiva, orientar velozmente la comunicación hacia la acción. Crear en el otro no un mundo de ensueños sino de operaciones. El lenguaje escrito, en fin, pasa de ser una materia prima del arte de la escritura para hacer de la escritura un dispositivo elemental, rayano en el lengua morse, remedando los pitidos cortos y largos aún menos complejos que el gorgeo y en consecuencia, necesariamente más repetitivos.

La mente que recibe estos impactos se mueve en un recinto acotado o más acotado comparativamente al espacio que el lenguaje epistolar que se empleaba antes del SMS, la mensajería instantánea (IM) o incluso en los blogs que aunque hijos de las cartas o los diarios tienden a adoptar formal o informalmente el concepto del fragmento, el aforismo, o el haikú. O no: simplemente la forma de decir piando, de hablar mediante un vocabulario arteramente desprendido de materia con el fin de correr más. La velocidad es mutilación.

Pero podría llegarse incluso, como predice la universidad de Bioingeniería de Utah a pasar del cerebro a la mente las palabras pensadas pero no escritas. ¿Todas las palabras pensadas? Puede que sí o puede que no pero es obvio que cuanto más reducido sea el pensamiento, mas corta su frase, más elemental su expresión, más posibilidades habrá de establecer diálogo entre sujetos que no hablen, sólo piensen algo y se grabe a continuación en palabras esa pequeña meditación. Su uso valdría para permitir que personas afectadas de infarto cerebral, trauma o esclerosis lateral amiotrófica) dijeran algo.

Los experimentos se hicieron con pacientes que leían varias veces cada una de las 10 palabras que podrían ser útiles a una persona con parálisis. Es decir: "si", "no", "caliente", "frío","hambriento", "sediento", "hola", "adiós", "más" y "menos". Al leerlas se registraron débiles señales cerebrales generadas por unos pocos miles de neuronas

Los literatos somos los menos preparados para dar la batalla al lenguaje telegráfico de los jóvenes, porque ninguno de ellos, bueno casi ninguno, leen literatura actualmente.

Finalmente, la literatura expansiva, la que utiliza muchas palabras, la clásica, la que aspira a un lenguaje florido y diverso, se quedará como una fortaleza en defensa del idioma español y su uso correcto en la escritura y en el habla, también.

¡Somos pocos pero aguerridos luchadores, los literatos; esa especie en extinción..

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