domingo, 31 de octubre de 2010

Exposición Universal: París y Shanghai.

Esta vieja idea de mostrar los avances de las sociedades mediantes ferias y exposiciones, arrancó en el París del siglo XIX, cuando en 1889 fue inaugurada la Exposición Universal para conmemorar el centenario de la Revolución Francesa, con un símbolo único: La Torre Eiffel.

En un extremo del Campo Marte, el ingeniero Gustav Eiffel se dedicó por espacio de tres años a construir ese armatoste de hierro, que desagradó tanto a los franceses porque afeaba la ciudad. Al punto que al terminar la Exposición Universal, las autoridades de la ciudad de París acordaron demoler esa torre horrenda, con el aplauso de todos ante tal iniciativa.

Pero dijeron los militares que la torre podría servir como una gran antena para las comunicaciones y por eso decidieron dejarla incólume; para agrado de los que amamos París.

Hoy 111 años después de aquella exposición en París, la ciudad china de Shanghai concluye con su Exposición Universal, rompiendo todos los récords de todo.

Después de permanecer abierta por 184 días, la Exposición Universal de Shanghai concluyó este domingo con un llamado a las naciones del mundo a construir mejores ciudades y una mejor vida para la humanidad, temas centrales del evento.

La Expo Shanghai fue clausurada esta noche de manera oficial por el primer ministro chino Wen Jiabao con una ceremonia especial en el Centro de Cultura de Expo en Shanghai, que albergó por seis meses la exposición universal.

El evento, el primero en su tipo organizado en un país en desarrollo, contó con la participación de 246 países y organizaciones extranjeras, y recibió a 73 millones de visitantes, cifras récord en la historia de las expos universales, desde su inicio en 1851.

En una área de 5.28 kilómetros cuadrados, el sitio de la Expo se convirtió en una aldea global donde los visitantes no solamente podían ver raros tesoros culturales del mundo, sino que también pudieron disfrutar el sabor de la diversidad de las culturas globales.

La Expo es considerada en China como otro evento representativo del esplendor nacional después de los Juegos Olímpicos de Beijing de 2008, que proyectaron el estatus de China como una potencia económica y política en el mundo.

En la ceremonia de clausura, el viceprimer ministro chino Wang Qishan destacó que el acto permitió a China acercarse al resto de países del mundo, y la convirtió en una nación más abierta, inclusiva, civilizada y progresista, con un brillante futuro.

“Shanghai ha demostrado al mundo que con su talento de organización, la gran aspiración al éxito y una excelente campaña de comunicación internacional, una Exposición Universal siempre puede mostrar una fascinación particular”, subrayó el presidente del BIE.

Desde su inauguración el 1 de mayo pasado, la exposición recibió miles de visitantes diarios de todos los rincones del mundo, que durante el recorrido de cada uno de sus pabellones pudieron aprender más de la cultura de los países expositores.

Al cierre del evento, las naciones participantes y las organizaciones internacionales emitieron conjuntamente la “Declaración de Shanghai”, en la que se comprometieron a construir mejores ciudades, establecer la armonía entre diversos pueblos, entre el desarrollo y el medio ambiente y entre los legados culturales y las innovaciones futuras.

“La declaración es un resumen de los ‘logros sustantivos’ de la Expo y una expresión de las aspiraciones compartidas de personas alrededor del mundo para una 'Mejor ciudad, mejor vida'”, destacó el comunicado final del encuentro.

La comprensión y la búsqueda de una vida mejor, agregó, son las bases y los motores del desarrollo urbano y es necesario volver a examinar la relación entre las personas, las ciudades y el planeta.

Las ciudades deben mirar a las innovaciones como las soluciones para hacer frente a los desafíos del desarrollo urbano, como la explosión demográfica, el tráfico, la contaminación ambiental, la escasez de recursos, la pobreza urbana y los conflictos culturales, subrayó.

China se ha ganado un lugar destacado en el mundo por su capacidad arrolladora de organización, lo seguimos aplaudiendo.

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