domingo, 19 de septiembre de 2010

La limonada, un trago amargo.

"La Limonada" es una barriada pobre de la ciudad de Guatemala, habitada por gente que se gana la vida de maneras diversas, pero muchas de esas actividades son ilícitas. Muchos "mareros" viven ahí, son jóvenes integrantes de pandillas delictivas, que se dedican a la extorsión y al asalto a mano armada.

"La Limonada" se ubica en los barrancos de la zona 5, son casuchas precarias construídas con todo tipo de materiales desechables. Obviamente es una zona de alto riesgo, no solo por el tipo de gente que mora ahí, si no que sobre todo por los posibles deslizamientos de tierra de las laderas por el exceso de lluvias.

En ese contexto difícil vive Yennifer, una jovencita de 19 años, que desea superarse mediante el estudio, ya se inscribió en la Universidad de San Carlos, que es un centro de educación superior de carácter público y gratuito, en la carrera de psicología.

Yeniffer sueña con ser psicóloga y ayudar a los demás.

Hace unos días Yeniffer estaba acostada en su cama, cuando de pronto la despertó el ruido incesante de la lluvia sobre el techo de lámina de su casa, era un aguacero torrencial, el agua empezaba a correr debajo de su cama y a subir de nivel. Sus padres que dormían en la misma habitación gritaron alarmados: "Se está inundando la casa, salgamos pronto".

Alcanzaron a abandonar la vivienda cuando el nivel del agua superó los 30 centímetros de altura. Pero la angustia de Yeniffer eran sus zapatos nuevos, no los quería perder entre la torrentada de agua que ya salía de su casa, pero como la noche estaba oscura, no se veía absolutamente nada, la desesperación y la impotencia la invadió sin remedio. De la casa salían diversos objetos arrastrados por la corriente de agua, y seguramente ahí iban también los zapatos negros de tacón alto que Yeniffer recién había comprado con esfuerzo y sacrificio.

El drama que significaba perder esos zapatos nuevos, era porque ese día tenía que presentarse bien arregladita en el Mall Oakland de la zona 10. Ella había dispuesto que ropa usaría para su primer día de trabajo, y los zapatos negros eran fundamentales para una buena presentación, no tenía otros, solo unos tennis nuevos de origen chino, pero no servían para la ocasión.

Yeniffer estaba preocupada por la huelga que tiene paralizada a la Universidad, lo que hacía más urgente la necesidad de trabajar en estos días de vacaciones forzadas en la "U". Sus padres le pidieron a Yeniffer que buscara trabajo para ayudarlos a ellos, ya que tenían muchas deudas que había que saldar pronto.

Yeniffer cuando asistía a la Universidad laboraba unas horas en la cafetería de la Facultad de Psicología, lo que le permitía tener unos centavos para su transporte y comprarse de vez en cuando algo de ropa para ella y sus padres. Ganaba buenas propinas, porque tiene un buen modo para tratar y servir a los clientes, Yeniffer afirma orgullosa: "Quien no sabe servir, no sirve".

Pero la Universidad tiene más de un mes y medio de haber cerrado sus puertas, y los estudiantes siguen a la deriva, y en el caso Yeniffer peor, porque además depende de la Universidad para obtener sus ingresos.

Yeniffer se presentó el día señalado a Oaklan Mall, a la famosa tienda de ropa juvenil Zara. Su aceptación fue inmediata, ya que tiene buen modo para atender a la clientela, eso salió a relucir fácilmente en la entrevista que le hicieron los gerentes de la tienda.

En su primer día de trabajo en Zara, Yeniffer estuvo de pie ocho horas, sin descanso, atendiendo a la gran concurrencia de clientas que acudieron a la quincena de descuentos. Yeniffer no podía más con los pies hinchados, y aun así mantenía su sonrisa y sus buenos modales.

Los zapatos negros de tacón alto, nuevos, se los llevó la corriente de agua que penetró aquella madrugada en su casa de "La Limonada". Pero Yeniffer no se daba por vencida, así que tan pronto amaneció se fue al fondo del barranco, para iniciar la búsqueda de sus zapatos nuevos. Imposible dar con ellos, se los tragó la corriente chocolatosa del fondo del barranco.

Yeniffer desesperada, fue a casa de sus vecinos donde vive su amiga Ivonne, quien es de la misma edad que ella, a pedirle prestados un par de zapatos, para presentarse a trabajar.

Ivonne le prestó unos zapatos negros de tacón alto, muy altos, y un número menor al suyo, así que se los calzó a la fuerza, sus dedos se tuvieron que acomodar a esa punta aguda, con algo de dolor.

Yeniffer cumplió cabalmente con su papel de vendedora estrella en la tienda española de Zara. Siempre sonrió aunque deseaba llorar por el intenso dolor de sus dedos apretados en esa punta estrecha.

La jornada concluyó exitósamente, Yeniffer llegó a su casa y pidió a su madre una palangana con agua caliente para meter los pies ahí y poder descansarlos, estaban demasiado hichados y adoloridos.

Yeniffer ya no quiere vivir en "La Limonada", es algo muy amargoso para ella. Por eso quiere que se abra de nuevo la Universidad y terminar pronto la carrera de psicóloga y ponerse a dar terapias como loca y así poder vivir mejor, pero en otro sitio.

Le queda claro que en barrancos ya no quiere vivir, porque la Yeniffer es una mujer exigente y visionaria.

3 comentarios:

  1. Tantas Jenniffers habitan nuestra golpeada Guatemala. Me da rabia que sus circunstancias sean las que son. No es justo que le toque tan duro, pero ¿qué es justo? Es una miércoles. La falta de oportunidades para personas que se esfuerzan es algo que aunque lo comprenda...no lo acepto, pero es y ya está.
    Esta patoja se esta formando en circunstancias adversas y quiero pensar que estas serán un motor para su crecimiento personal y...ojalá también profesional. Ojalá que esta vez en la adversidad se forme un excelente caracter como decía Waldo Emerson...ojalá.

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  2. Esta muy bueno este relato, me encantó, Bolivar.
    Lo de los zapatos, tiene tanto sentido del humor. La vanidad de una mujer hace cualquier cosa. Jajjajaja.
    Lo que quizá mas me ha gustado es el nombre del,personaje. Es genial!!!!
    Nosotros teníamos una chica que hacía limpieza acá en casa y cuando nos llamaban por teléfono solía apuntar los nombres. Un día llamó un amigo de mi esposo que se llama Johnny. En el papel decía lo llamó don yoni.
    Me encanta yeniffer, da una especie de toque oriental, jajajaj
    Me gusta el toque humano que le das sin hacerlo sentir tan trágico. Como algo que es parte de lo que suele suceder, como en realidad es. Y ese toque de sentido del humor. Te felicito!!!

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  3. Es un relato magnífico, en el cual se da a conocer la realidad, no solo de un área específica, sino de la problemática actual de nuestro país, nuestra bella Guatemala. Los estudiantes de la San Carlos, segimos a la deriva, al igual que muchas mujeres y hombres que sus esfuerzos por una vida mejor en un trabajo digno se ven truncados! Ya es hora y estamos en el momento para que esto se resuelva y que no existan mas "Yennifer" que deambulen en la oscuridad de la falta de educación superior!, Felicidades Bolivar! Muchas gracias por darnos a conocer una vez más la realidad cruda, en la cual muchos jovenes se encuentran actualmente. Un abrazo. Claudia

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