jueves, 19 de agosto de 2010

Un hombre testarudo.

Cristina:

Perdóname todo le que te he dicho en mis cartas anteriores, aunque sigo pensando que lo has hecho conmigo es una verdadera PUTADA. Cómo me dices lo que me has dicho, y te quedas muy fresca y yo me estoy reventando las pelotas del enojo.

Por cierto, te puedes quedar con los collares y las zapatillas de flamenco, ¿Yo para qué putas me quedo con esas cosas que son de mujer?

Todo te lo perdono, hasta el hecho, que me ofende tanto, de que no quieras ir a conocer a mi santa madre a Málaga. Pero lo de la eyaculación precoz, ahí si me jodiste el alma. Ya averigué con el médico del pueblo y él me explico todo
acerca de las disfunciones sexuales.

Cristina de mi amor, tú bien sabes que sí tengo erección de inmediato, no me confundas más, si no voy a enloquecer. ¿Verdad que sí soy un toro en la cama, nena?

Con todas las putas con las que he tenido sexo, ninguna mencionó nada acerca de la eyaculación precoz, es más les encantaba que fuera seguido a follar con ellas, pero yo no siempre traía pasta en el bolsillo para esos lujos.

Cristina, amor divino, dime que volverás conmigo y me darás otra oportunidad de demostrarte lo fuerte que soy en la cama y que te voy a hacer gozar como una loca. ¿Te gusta la propuesta?

Esperaré ansioso tu pronta respuesta, no me falles nena.

Tu fiel y enamorado.

Arturo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario