miércoles, 18 de agosto de 2010

Un corazón herido e incomprendido.

Cristina:

Me has dado un puñetazo en la cara con tu carta de rompimiento.

Yo pensaba que todo marchaba estupendamente, al grado que pensaba llevarte a Málaga a que conocieras a mi madre. Jamás me imaginé las patrañas que te has construido en tu linda cabecita.

Me dolió demasiado enterarme que el tema de mi baja estatura te provocara tanto pavor y preocupación. Eso no es importante.

Lo de la voz engolada, que todavía no entiendo a que se refiere ese concepto, me deja frío. Tengo la voz algo chillona, es cierto, pero eso tampoco es motivo para que no te guste mi persona. Cuando hablabamos por el móvil, si procuraba hacer la voz más fuerte y ronca, pero era simplemente para que me escucharas mejor, no para fingir algo que no soy.

Lo de la sexualidad, eso sí me jode demasiado. No estaba yo enterado de eso que tú llamas, eyaculación precoz, y que ocurre conmigo. Yo pensaba que era un toro en la cama, hasta la fecha nadie se ha quejado de mi desempeño en la cama. Soy un buen follador, carajo¡¡

Mi corazón está lastimado por tus palabras hirientes acerca de mi sexo malo. Cristina no puedo creer que eso te interese demasiado, el sexo importa un bledo cuando hay cariño.

Quiero pedirte que me des una nueva oportunidad, para que esta relación tan bella entre nosotros no termine mal. ¿Qué puedo hacer?

De cualquier manera, ¿te apetece ir conmigo a Málaga a conocer a mi madre?. Dilo de una vez, para no seguir soñando con puñetas. Coño, respóndeme rápido para no seguir así en la incertidumbre total.

Cristina, lo del sexo se puede solucionar, un amigo me habló de una pastillita que todo lo mejora si se toma con anticipación. Probemos, cariño, otra vez.

Tu fiel amor.

Arturo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario