martes, 3 de agosto de 2010

Cáncer de mamá, una peste.

Ahora que he estado en México, he podido atestiguar la cantidad de casos de amigas y conocidas con cáncer de mama, es una verdadera peste.

Me puedo interrogar al respecto: ¿qué está pasando? y es difícil dar respuesta clara a dicho fenómeno desgraciado.

En todos los casos se trata de mujeres menores de cincuenta años, que no tienen relación todavía con la menopausia, si es que esa pudiera ser una explicación posible. Al tratarse de una verdadera revolución hormonal en el cuerpo de las mujeres, que rebasan las cinco décadas.

Hace algunos años, leí una invetigación de una universidad norteamericana, que relacionaba el cáncer de mama con la ingesta de hormonas de reemplazo. Nunca volví a leer nada al respecto después.

Cuando me sometí a un largo tratamiento de radioterapia, la inmensa mayoría de las pacientes eran mujeres con cáncer de mamá, conincidíamos todos los días en esas frías salas de espera de los hospitales públicos.

Ellas muy dignas, con sus cabezas rapadas, y sin un seno, o sin los dos, eran admirables y muy aguantadoras del tormento físico que entrañaba la sesión cotidiana. Un mes y medio estuvimos viéndonos las caras en la sala de espera, aguardando el turno correspondiente para ingresar a esa cámara de rayos atómicos que bombardearía nuestros órganos, algunas horas después.

Nunca hablamos, siempre fue un diálogo a base de miradas y sonrisas, es que en realidad no hay nada que comentar al respeto, uno tiene cáncer y ya. Y cada paciente y cada cáncer es muy particular de cada quien.

Me inquieta no poder ayudar a estas mujeres conocidas mías, y tampoco a las que no conozco, porque el tratamiento es caro y su efectividad depende de tantas cuestiones que no hay certezas posibles.

Lo único que he podido hacer es recomendar eluso de un veneno de alacrán que traen de Cuba, llamado ESCOZUL, que encapsula el tumor canceroso, evitando su expansión. A mi me dió excelentes resultados.

Sufrí el cáncer en mi cuerpo, y me conduelo de ver a mis hermosas amigas batallando contra ese mal. Pienso que saldrán avantes, porque son unas guerreras, aguerridas y dispuestas a todo, a luchar por la vida con la vida.

Retorno a Guatemala apesadumbrado por esos hechos de enfermedad que padecen mis amigas queridas, ellas sabrán siempre que ahí estaré para ayudar y alentarlas a que sigan en la lucha.

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