miércoles, 14 de julio de 2010

Gringo viejo.

Scott es un gringo avecindado en México desde hace muchos años, tiene cerca de cincuenta años, aunque representa muchos más, es un gringo viejo.

Scott es maniático de la limpieza, desde niño su madre le impuso el aseo como una norma disciplinaria, y él recuerda cuando siendo un chiquillo de tres años, hizo un gran berrinche porque su mano derecha tenía una mancha de leche seca, pedía a gritos que su madre le limpiara esa mácula horrible.

Desde temprana edad no soporta la suciedad y la inmundicia del mundo, sufre demasiado limpiándo todo lo que lo rodea. Es un perfeccionista en cuanto a la limpieza, por eso no se ha casado nunca, a las mujeres las cataloga como impuras por aquello de la menstruación. Eso le ha servido para esconder adecuadamente su homosexualidad latente.

En su casa recibe a sus amigos y amigas, para agasajarlos con ricas viandas y bebidas espirituosas, lo que nadie sabe es que Scott al finalizar la reunión y las visitas se van a sus casas, él toma todos los platos y los cubiertos, y los bota a la basura, por aquello de los microbios y los contagios de males insospechados que puedan dejarle sus amigos.

En el café del parque México, en el barrio de La Condesa, donde suelo reunirme en animadas tertulias con un nutrido grupo de amigos, Scott se ha logrado integrar con nosotros, acude diariamente y nos cuenta sus proyectos cinematográficos frustrados.

Pero los empleados del café, saben que Scott siempre pide su café en un vaso desechable y con una cucharita desechable también.

No saluda a nadie de mano porque lo pueden infectar, pero si alguien osa tomarlo de la mano, inmediatamente se desinfecta la mano con una toallita impregnada con alcohol. Los besos en la mejilla que le dan sus amigas, le producen asco y, a veces, vómito.

Tampoco usa el transporte público porque ahí viaja mucha gente enferma y sucia.

Este gringo viejo está por irse a vivir a Miami, donde la limpieza es absoluta, eso cree él. Pobre gringo viejo, por joder sus amigos lo toman de la mano por largo rato y él no sabe qué hacer. Sufre.

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