martes, 13 de julio de 2010

El síndrome del novio canadiense.

Mi gran amigo el doctor Moisés Yvker, ejerció mucho tiempo en la ciudad de Nueva York como psicoanalista de la comunidad judía neoyorquina, y por ello descubrió una constante entre sus pacientes mujeres, resulta que casi todas ellas decían tener una relación amorosa con alguien que radicaba en Canadá.

El misterio intrigó a mi colega, ¿por qué todas mis pacientes histéricas dicen tener un novio canadiense?.

Ahora en la era de la Internet donde la mayoría de las personas tienen acceso directo a la Red, facilita la relación (imaginaria) con hombres y mujeres que viven en sitios remotos y distantes, inventándose grandes romances o relaciones eróticas con personajes fictícios, siempre extranjeros.

El famoso "síndrome del novio canadiense", se ha transformado en síndrome del novio neoyorquino, australiano, parisino, italiano, inglés. Hay una especie de globalización de la neurosis histérica.

Las histéricas de todo el mundo saben bien que lo suyo es seducir, a hombres y mujeres por igual, quieren ser el centro de atención constante, foco de atracción de todas las miradas, provocadoras de fantasías eróticas sin fin. Son aquellas que los españoles denominan gráficamente como: "calienta huevos". Los mexicanos tienen un concepto parecido acerca de las histéricas: "prenden el boiler (calentador de agua) y no se meten a bañar".

Las histéricas juegan con el erotismo pero no quieren tener sexo, la seducción es lo que les importa mucho, es creer que tienen a todos los hombres bajo sus botas y minifaldas, son "come-hombres" de mentiritas.

El síndrome del novio canadiense se explica como un nuevo mecanismo de defensa, para alejar a pretendientes serios o no, que buscan la cama como objetivo fundamental, es plantear el mensaje indirecto al otro de: "tengo novio en el extranjero y eso no me permite salir contigo".

Los novios o amantes fictícios han existido toda la vida a lo largo de la historia,y siempre han servido como excusa para la creación literaria, para fomentar la melancolía, para hacer crecer la depresión, para inspirar poemas, para muchas otras cosas.

Las pacientes que acuden a los consultorios de los psicoanalistas, tienen que tener un sexto sentido para detectar cuando surge el síndrome del novio canadiense y cuestionar a la paciente sobre su imposibilidad de amar o sobre el miedo a las relación amorosa.

Me imagino que los pobres hombres canadienses ni se imaginan que son utilizados como coartada de miles de histéricas para no aceptar compromisos amorosos con nadie.

Ver para creer¡¡

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