miércoles, 7 de abril de 2010

Un viejo amor.

Norma y Rodrigo se conocieron a través de La Red, en uno de esos sitios de encuentro para parejas de los que existen cientos de ellos, se intercambiaron fotos y frases amorosas desde el principio.

Muy pronto, decidieron que había que colocarle a la computadora una cámara para poderse ver en directo y charlar como si estuvieran juntos, cara a cara. Y así lo hicieron de inmediato para gran regocijo de ambos.

En el caso de Norma y Rodrigo no había ninguna posibilidad de suplantar imagen personal o identidad, ya que se veían todos los días y a todas horas por medio de la cámara de la computadora; todo era verdadero entre ellos.

La relación entre ellos fue creciendo con paso firme, ya habían chateado más de un año y sentían que ya se conocían lo suficiente para poder dar el paso crucial, que consiste en encontrarse en persona y ver si existe "química", ya que el deseo siempre estuvo muy firme y creciente.

Rodrigo en más de una ocasión le planteó seriamente a Norma que él deseaba casarse con ella, pero ella no respondía a esa petición más bien se ponía difícil. Esta resistencia de Norma al compromiso que él seriamente le ofrecía, lo ponía furioso e intolerante con ella.

Al cumplir los primeros dos años de "relación cibernética", Rodrigo invita a Norma a visitarlo en su pequeña ciudad alejada de la capital donde ella vivía. El viaje de Norma incluía un viaje redondo por avión que Rodrigo pagaría integramente. Además, él le ofreció a Norma alojamiento en su propia casa.

Norma hizo grandes preparativos, se reunió varias veces con su grupo de amigas para recibir consejos de qué hacer cuando la pareja se encontrara por fin. Las amigas reían todo el tiempo por esta locura de Norma y le recomendaban prudencia sobre todo en el terreno sexual, le decían que no se entregara a las primeras de cambio. Además Norma acudió insistentemente con su familia para recabar opiniones acerca de este viaje a la casa de Rodrigo, en aquella lejana ciudad. La familia mostró reticencias por ese encuentro, no les parecía nada adecuado que Norma viajara a esa aventura incierta. sin embargo, Norma persistió en su empeño de encontrarse con Rodrigo, y salvo sus amigas íntimas que la apoyaron todo el tiempo, la familia se incomodó con esa decisión de Norma.

El día del viaje llegó por fin, Norma se hizo arreglar en una estética famosa de su ciudad natal, se peinó y se arregló las uñas de pies y manos, además se hizo un par de mascarillas faciales para mejorar su cutis. Se compró ropa, inclusive ropa interior, que fuera adecuada para el clima caluroso de la ciudad donde vive Rodrigo.

El viaje en el avión fue emocionante para Norma, era su primer vuelo. El viaje duró dos horas, que a ella se le hicieron eternas, ya quería llegar y arrojarse a los brazos de Rodrigo. El encuentro de los dos fue algo soñado por ambos, muy preparado el asunto, Rodrigo le tenía un enorme ramo de rosas rojas y Norma traía una caja de regalo que contenía algunas corbatas italianas de seda, bellísimas. Se dio el intercambio de regalos en pleno aeropuerto y también un intercambio de prolongados besos en la boca. Las palabras: "mi amor", "mi princesita", "mi galán hermoso", "mi caballeroso enamorado", no dejaron de repetirse. No podían articular otras frases, ambos estaban paralizados y mudos por la emoción del ansiado encuentro.

Rodrigo presuroso llevó a Norma a su casa, la instaló en una habitación aparte de la suya, y la llevó a la sala donde tenía preparada la champán y unos bocadillos especiales que él mando a hacer con una chef de la localidad. Comieron y bebieron muy contentos, y Rodrigo insistía en que ya deberían ir a la cama. Norma se negaba con delicadeza.

El viaje de Norma lo había planeado Rodrigo para que durara tres días. Ese primer día, el del encuentro emocionante, donde ambos oían violines inexistentes como señal de su pasión, le faltaba una sorpresa.

En la noche Rodrigo llevó a Norma a un lujoso restaurante y cenaron ricas viandas y otra vez champán, el objetivo de él parecía el querer embriagar a Norma y llevarla a su cama, porque tanta insistencia de él se estrellaba frente a un muro sólido que construyó Norma a su alrededor; él decidió que aunque fuera borracha la haría suya esa noche.

A la media noche, al volver a la casa de Rodrigo, Norma le planteó que era mejor que ella se fuera a un hotel a pernoctar. Rodrigo aceptó a regañadientes y la llevó a un hotel del centro, ahí se despidieron y él se fue con la frustración a flor de piel, no resultó su plan erótico.

A la mañana siguiente Norma se levantó temprano y desayunó sola en el hotel, esperando la llegada de su amado Rodrigo, al paso del tiempo ella decidió llamarlo por el celular y él ya no contestó esa llamada de Norma. Ella si deseaba verlo y hablar con él acerca de los planes matrimoniales de los cuales habían hablado tanto a lo largo de los dos años de "relación".

Norma entiende la "desaparición" de Rodrigo y emprende el trayecto hacia el aeropuerto, retorna antes de tiempo, toda confundida por lo sucedido en ese viaje tan hermoso, que prometía demasiadas ilusiones. Y nada, no ocurrió absolutamente nada de lo soñado y conversado con él.

Cuando Norma regresa al hogar, su familia se reune de inmediato y la regañan por lo sucedido con Rodrigo.

"Mamá cómo se te ocurre ir a la aventura tras un hombre de setenta años".

"Tú no eres una jovencita quinceañera, eres una abuela de sesenta y cinco años, ubícate"

Norma dejó la maleta en su cuarto y sacó toda la ropa nueva sin estrenar. Y se dijo: "Ya habrá una nueva oportunidad de encontrar un novio serio, no quiero estar sola en la vida".

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