jueves, 15 de abril de 2010

La niña asesinada: se suicidó.

Hace más de tres semanas que la niña fue asesinada y las autoridades investigadoras del crimen no pueden aportar ninguna evidencia que permita aclarar ese horrendo homicidio.

Los eslabones más débiles de la cadena de testigos son, sin lugar a dudas, las nanas de la niña asesinada, y sobre ellas las autoridades han actuado con bastante saña, al interrogarlas exhaustivamente durante varias ocasiones, situación que no ha sucedido con los padres de la niña asesinada.

Hay un prejuicio racial y social en las autoridades mexiquenses, al culpar a las nanas, sin pruebas, de un vil asesinato que ellas a todas luces no cometieron.

La hipótesis de la infidelidad de parte de la madre, a quien se vincula con un poderoso político de esa entidad, quien sería su amante, es la que cobra mayor fuerza para explicar la tardanza sospechosa en resolver el caso, que está clarísimo para toda la sociedad, menos para las autoridades policiacas del estado de México.

En una treta de desviar el asunto del crimen de la niña de cuatro años, las auoridades se han dado a la tarea de investigar al !!carpintero¡¡, que fabricó la cama de madera donde la niña asesinada fue encontrada misteriosamente días después cuando no había nadie en ese departamenot lujoso.

Otras pruebas esgrimidas por las autoridades que no conducen a ninguna partes, son las declaraciones de un par de empleados de intendencia de ese edificio, que afirman haber encontrado dos bolsas de plástico negro atoradas en el ducto de la basura y que ellos sospechan que ahí se encontraba el cuerpo de la niña asesinada, pero no se atrevieron a registrar esas bolsas plásticas para corroborar su dicho. Total puras confusiones deliberadas para meter desorden en el caso. ¿Qué ganan las autoridades del estado de México con toda esta actitud encubridora?

Ganar tiempo es algo vital en esta investigación torcida, tiempo para manipular la escena del crimen y para permitir que los culpables se escapen fuera del país.

Los vículos entre el Procurador de Justicia y los padres de la niña asesinada son evidentes, todos ellos tienen el mismo origen étnico, libaneses, y pertenecientes a los mismos círculos sociales y económicos, y quizá, políticos también.

Este asunto se ha convertido en un auténtico circo de tres pistas, hay payasos, trapecistas, animales feroces, domadores y muchos enanos.

¿Y si mejor nos planteamos la hipótesis de que la niña de cuatro años se suicidó?

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