martes, 20 de abril de 2010

La boda del siglo.

Joaquín era un joven arquitecto nacido en una isla del Caribe, y que vivió muchos años en Nueva York, donde se forjó como profesionista y exitoso emprendedor de proyectos cinematográficos.

Durante su estancia en Nueva York, Joaquín tenía una pareja estable y les iba bien económicamente. Al no tener hijos, les permitía viajar constantemente a México y Europa, siempre en búsqueda de emociones fuertes. Desde practicar deportes extremos, consumir drogas nativas, hasta meterse en antros peligrosos donde se refugian maleantes y prostitutas, ese medio les fascinaba; ambos querían tener la adrenalina hasta el tope todos los días.

Después de una larga relación amorosa, la pareja se desintegró inevitablemente. Joaquín arregló maletas y se fue a Londres, Mario se quedó en Nueva York atendiendo el despacho de arquitectura que ambos habían creado.

En Londres Joaquín conoció a Maggy, que era una joven adinerada y estudiante de cine. Se enamoraron de inmediato, se podría decir que fue "un amor a primera vista", de ahí arrancó una relación turbulenta entre ambos, ya que los celos los consumían a los dos, por cualquier motivo intrascendente. Las peleas eran fenomenales, pero pronto se reconciliaban en la cama.

Joaquín deseaba ser director de cine y se inscribió en una de las escuelas más prestigiosas de Londres, para aprender el oficio de dirección y fotografía, ahí conoció a Maggy quien cursaba la carrera de directora de arte. Se encontraron en un pasillo, se vieron directamente a los ojos, se sonrieron y siguieron sus caminos, eso fue la primera vez.

Durante dos años, Joaquín y Maggy, estrecharon lazos familiares ella fue al Caribe a visitar a la familia de su novio, y no le agradó el clima extremadamente caluroso de esa Isla. Tampoco le gustó la familia de su novio, su futura suegra era una mujer neurótica y celosa de su hijo, ninguna novia le satisfacía para su pequeño Joaquín; el futuro suegro y sus tres cuñados, bebían demasiado alcohol para sus estándares.

La pareja de Maggy y Joaquín, se comprometieron para casarse seis meses después de que él le entregó un anillo de compromiso, disimulado en una copa de champán, como en las películas de época.

Desde esa fecha del compromiso formal mediante la entrega del anillo, ambos se dedicarían a preparar la boda del siglo, como le decían ellos a su propia boda en son de broma, para parodiar la verdadera boda del siglo, la de Lady D.

Joaquín hablaba de la boda como "la producción", el montaje, el decorado, el marco digno de su matrimonio con Maggy. Joaquín y Maggy, visualizaron su boda como una película, por eso se referían a ella como "la producción". Cuidaron absolutamente todos los detalles, eso les venía bien a ambos por ser tan perfeccionistas. El tener el control de todo lo que iba sucediendo les calmaba la angustía de la boda, que tenía que ser algo espectacular, inolvidable para todos.

Unos días antes de la ceremonia religiosa, que era la cosa más importante para Maggy, recibió la noticia de que sus futuros parientes políticos que radicaban en la Isla, no conseguían asientos en ningún vuelo en la fecha programada para la boda, que era en pleno diciembre.

El padre de Maggy, quiso ponerse generoso y fletó un avión privado para traer a toda la familia de Joaquín, ya que Maggy era su única hija, como no cumplirle su capricho de tener en la boda a esa muchedumbre caribeña.

"La producción" de la boda no estuvo exenta de pleitos gigantescos entre Joaquín y Maggy por los famosos detalles de exquisitez, que cada uno interpretaba a su manera.

Un día antes de la boda religiosa arribaron a Londres una treintena de invitados procedentes del Caribe, todos venían con atuendos tropicales, elegantes si, pero inapropiados para el clima decembrino de Londres.

El día de la boda llegó por fin.

La pequeña iglesia donde se realizaría la boda, estaba impecable: flores, alfombra roja desde la entrada, coro de niños, madrinas...

El novio ya esperaba a la novia frente al altar flanqueado pos sus padres, luego entró Maggy del brazo de su padre y llegaron hasta el altar, para colocarse al lado de su futuro marido. Ambos sonrieron por que la "producción" resultó algo exitoso, se le podía adivinar en los rostros de los invitados, que estaban maravillados con ese espectáculo.

Si dieron mútuamente el sí y todo fue alegría entre los parientes del novio y de la novia.

El gran banquete fue espectacular por las viandas y arreglos de las mesas y sillas, la música también, era interpetada por un grupo que imitaba a los Beatles casi a la perfección.

Había en el salón, veinte mesas para diez personas cada una, todas estaban a reventar
aunque todos estaban en la lista de invitados, no había ningún colado.

Empezó a pasar el tiempo y la novia no aparecía, el padre dijo a la concurrencia que Maggy se estaba cambiando el traje de novia por algo informal e igualmente elegante.

La comida se sirvió y los comensales dejaron de preguntar por la novia, se dedicaron a degustar los ricos platillos de esa ocasión tan célebre.

El novio tenía cara de circustancia, ignoraba que su amada Maggy iba volando con destino desconocido.

La boda del siglo no se consumó tal como la habían planeado ambos cineastas, fue un fiasco tremendo, la familia del novio estaba sumamente avergonzada por la ausencia de la novia yla familia de la novia, igual.

Al calor de los tragos los caribeños se pusieron a bailar la música de los Beatles, "si ya estamos acá disfrutemos", decían gozosos.

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