lunes, 8 de marzo de 2010

¿ Tú mandas o te mandan ?

Desde el punto de vista de la tendencia a la depresión, la gente puede dividirse en dos grupos: las autodirigidas y las heterodirigidas, las que se dirigen desde el interior y las que se dejan dirigir desde afuera, respectivamente.

Un hombre o una mujer que es dirigido desde afuera es más vulnerable a la depresión que el autodirigido.

La persona autodirigida tiene un fuerte y profundo sentido del YO. A diferencia de la persona heterodirigida, no se dej ainfluir fácilmente en sus actitudes y conducta por los cambios del entorno. su personalidad tiene orden y estabilidad interna y descansa en la firme base de la autoconciencia y la autoaceptación. Se sostiene sobre sus propios pies y sabe donde está ubicado.

La persona heterodirigida carece de estas cualidades, muestra una fuerte tendencia a la dependencia y necesita a otros en los cuales apoyarse emocionalmente. Al perder este soporte, se deprime. Tiene lo que se denomina una estructura de carácter "oral", lo que significa que sus necesidades infantiles de apoyo, aceptación y expériencia de contacto físico y calor no fueron satifechas. Al sentirse insatisfecha no tiene soporte para tener confianza en sí misma ni en la vida.

Una diferencia importante entre estas dos clases de personas, es el objeto donde ponen sus confianza. La persona autodirigida pone la confianza en sí misma, la heterodirigida la pone en los demás, arriesgándose así a una serie de decepciones. Siempre buscará algo fuera de ella en lo que creer: una persona, un sistema, un credo, una causa o una actividad. En el nivel conciente está muy identificado con sus intereses externos.

Esto podría parecer algo positivo, desde fuera parece estar siempre ocupada, haciendo cosas, pero trabaja para el respetable público que la observa, con la esperanza inconciente de que los demás la reconozcan y le respondan con amor, aceptación y ayuda.

En cambio, la persona autodirigida actúa y hace las cosas para sí misma, su identificación primaria es consigo misma como persona y sus actividades son expresión genuina de quien es ella. Se realiza a través de su respuesta al mundo. cualesquiera que sean las necesidades insatisfechas que tuvo en la infancia, no espera que los demás se las satisfagan.

La persona autodirigida sabe lo que quiere y lo expresa concretamente. Por ejemplo, dirá: "siento que me estoy esforzando demasiado y que necesito parar un poco"; bien: " mi cuerpo está tenso y mi respiración es entrecortada; necesito abrirme más". Habla desde una postura de autoconciencia. La persona dirigida desde afuera no puede hacer esto.

El camino de la solución para aquellas personas que les gusta ser dirigidas desde afuera, es tomar una terapia que les ayude a encontrarse a sí mismas y aprendan el valor y la responsabilidad de dirigirse sólos.

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