domingo, 7 de febrero de 2010

El trabajo produce soledad.

Desafortunadamente, la nueva organización del trabajo produce todavía más soledad. Aun cuando no se pueda generalizar el hecho, la tendencia general va hacia la fragmentación de los colectivos de trabajo, y los espacios libres que existían antes (pausas para tomar café durante la jornada laboral) se restringen al máximo o simplemente se abolieron.

En las organizaciones laborales no existe el concepto de "tiempos muertos", considerados como tiempo perdido, fueron suprimidos en aras de la productividad empresarial. Todo está concentrado, se llena cualquier vacío. En el siglo pasado, los contactos entre diversas oficinas de la empresa daba espacio a la conversación entre los empleados, actualmente nose permite la comunicación personal entre ellos, basta enviar un e-mail para solicitar información a las diversas áreas de la empresa.

Lo anterior anula por completo el elemento humano y la comunicación, aunque el trabajo se realiza en espacios abiertos (open space), una especie de compartimientos individuales, como "caballerizas" o peor aun como "chiqueros", da la sensación que todos trabajan colectivamente pero en ellos uno se puede sentir completamente solo.

Los ritmos de trabajo se han intensificado, se pasa de una actividad a otra, con una sensación de URGENCIA permanente. Por temor a ser despedido, todo el mundo se agota para intentar ajustarse a lo que sus jefes esperan de él.

la intensificación del trabajo, marcadopor el reforzamient de las exigencias de ritmo y el aumento de la carga mental, ha creado un sentimiento de fatiga generalizado, y el individuo debilitado pierde sus ilusiones, se desmotiva y se vuelve cada vez más solitario. Además los bajos salarios devengados por extensas y extenuantes jornadas diarias, mutila la creatividad de los empleados. Cada vez se exige que se haga más por menos.

Demos paso a dos testimonios de pacientes que hablan al respecto del trabajo:

"Al ser soltera, invertí todo en mi trabajo. Cuando se carece de marido, de hijos, de familia, el trabajo e proporciona una pertenencia social. A veces tengo la idea un poco loca de que si me sucediera algo, siempre habría al menos un jefe que se preocuparía por mi. A través de mi trabajo, existo verdaderamente. para mi, la prioridad es la seguridad económica ligada al trabajo, porque ningún hombre da seguridad".

"Como en la oficina se me reconocen grandes capacidades, soy muy competente en términos de productividad, debo dar cada vez más de mi tiempo y esfuerzo. Desde luego, eso hace que uno se valore, que uno se crea indispensable, pero si bajo el ritmo se me reprende severamente. Es una trampa la que vivimos los empleados; si no seguimos ese ritmo desenfrenado , se nos descalifica por "flojos". Trabajar menos sin poner en peligro mi trabajo es algo imposible de pensar".

Aun más que las condiciones de trabajo mismas, las relaciones entre las personas son con frecuencia fuente de aislamiento y de sentimiento de soledad. Las nuevas prácticas empresariales producen una pérdida de referentes colectivos que producen frustración y sufrimiento, y sobre todo, sea cual sea el nivel jerárquico, una inquietud con respecto a la estabilidad del propio puesto: la soledad se incrementa en tanto que, ahora, cada uno tiene que velar por sí mismo; los compañeros de trabajo son menos camaradas que rivales, porque todos saben que, en caso de una reducción de personal , sólo se mantendrán aquellos que "parezcan" más productivos.

El miedo natural al desempleo y la exclusión es tal que muchos están dispuestos a eliminar al compañero de trabajo que se convierte en un rival peligroso y se acaba por desconfiar de todo el mundo. Ante actitudes de rechazo o persecusión, no existe ninguna solidaridad entre los compañeros de trabajo y, por temor a perder el empleo, cada cual se protege lo mejor que puede.

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